José Manuel Rodríguez: ¿Somos así los venezolanos?

José Manuel Rodríguez: ¿Somos así los venezolanos?

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Hemos venido siendo testigos durante estos últimos años de un proceso de degeneración social sin precedentes en nuestro en país.





De aquel venezolano afable, bonachón, dicharachero y solidario va quedando muy poco, de aquel venezolano que daba los buenos días con una sonrisa en los labios o que hacia bueno el dicho “donde comen dos, comen tres” dispuesto a compartir el bocado diario con quien estuviese necesitado pues lo que va quedando es simplemente el recuerdo.

Pudiera ser muy fácil entender que a un ciudadano que mal vive, que no consigue medicinas, que para ir a su trabajo todos los días debe exponerse a las penurias de agarrar un transporte malo, escaso y por añadidura caro, y que para guinda debe salir encomendado a Dios y rezando a cuanto santo conoce para que el malandro de turno no este ese, ni ningún otro día en su camino, salga esbozando su mejor sonrisa, o que comparta una comida que en su plato no tiene.

Se podría hablar de muchas cosas que afectan la salud y la estabilidad mental del venezolano de nuestros días que se ve acosado por una crisis económica y social brutal. No es fácil hacer acopio de valor y entereza para “echar el resto” y enfrentar el alto costo de la vida, los malos servicios, la falta de las medicinas más básicas y elementales para la supervivencia, la inseguridad, la inmensa burocracia que hace engorroso y costosísimo cualquier pueril tramite, de verdad que escribiendo esto, ni siquiera una sonrisa sarcástica me provoca esbozar.

Pero a mi manera de entender, el problema va mucho más allá. El bombardeo sistemático y sostenido de propaganda ha creado una especie de pugnacidad social, una lucha de clases que jamás había existido en nuestros núcleos ni urbanos ni rurales, un discurso maniqueista que hace enemigo de guerra a todo aquel que piense diferente, la laxitud en el cumplimiento de las normas sociales y los reglamentos legales del país, han creado y exacerbado una crisis moral de características monumentales.

Ese especie de frenesí regalador, de esos incentivos en forma de bonos por no hacer nada o por ir a votar por determinado candidato, esa especie de complejo de “Robin Hood”, ese hacerle creer a la gente que se le quita al que más tiene para darle al menos favorecido han creado sin duda “un hombre nuevo”, el hombre sin valores, egoísta y sin principios con casi ningún compromiso social ni solidaridad humana.

Estoy convencido que los venezolanos en realidad, no somos así. Seguimos siendo afables, bonachones, dicharacheros y solidarios como mencioné al principio de este artículo, pero se necesita un serio, profundo y concienzudo trabajo para recuperar los valores, el verdadero humanismo, para hacer nuevamente de la familia el núcleo central de la sociedad. Sin valores ni principios éticos y morales no hay civilismo, y sin eso tampoco habrá cambio político posible.

Ing., José Manuel Rodríguez
Analista Politico
@ingjosemanuel