Navidades oscuras con “San Nicolás”, por @MichVielleville

Navidades oscuras con “San Nicolás”, por @MichVielleville

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La navidad es una época cargada de un profundo significado para los venezolanos. Representa ese importante momento del año donde los lazos familiares se vuelven más fuertes. Es el tiempo ideal para compartir, obsequiar y celebrar. Aunque también, es la época cuando cavilamos acerca lo que dejamos atrás, y al mismo tiempo, se enciende un deseo en nosotros por establecer nuevas metas, y crecen las expectativas sobre el futuro; o al menos, ese era el significado que el ciudadano promedio concedía a este tiempo.





Pero la realidad es muy diferente. De hace tiempo para acá los venezolanos dejamos de creer en la navidad. Claro, no es que haya sido una elección, fuimos obligados a renunciar a ella, y a lo que significa, como resultado de la severa crisis económica, generada por el Gobierno de Nicolás Maduro; responsable de la debacle financiera más espantosa de nuestra historia.

Parece que la oscuridad se cierne sobre los hogares de la patria. El alto costo de la vida ha hecho imposible la realización de las tradicionales compras que acompañan a esta temporada. Con una espiral inflacionaria indetenible, y la devaluación abrupta de nuestra moneda; en conjunto con la escasez y el desabastecimiento desmedido, consecuencia directa de la destrucción de nuestro aparato productivo; sin lugar a dudas, nos encontramos en un callejón sin una aparente salida, ante la ausencia de un Gobierno que imponga el orden y la estabilidad en nuestra sociedad.

A modo de parodia, si pudiéramos suscribir el discurso oficial conforme al cual éstas deplorables condiciones del sistema económico en el país son resultado de la “Guerra económica”, entonces, todos somos conscientes que el Gobierno perdió esta batalla. La ausencia de autoridad y la repentina crisis de gobernabilidad, es algo que invade todos los órdenes de la sociedad.

Nuestro sistema político se encuentra sumido en un proceso inestable, cuyos factores desencadenantes tienen su origen en la dimensión decisoria. Las malas decisiones y el esquema ideológico han sido parte de los elementos que hoy son los responsables del bloqueo financiero, y del desequilibrio económico. Las estructuras políticas del sistema de gobierno, entonces, se quedan cortas al momento de formular respuestas concretas a las demandas.

Justamente, la teoría hace una caracterización especial a estos momentos de crisis, cuando la brecha entre la cantidad de demandas y las respuestas gubernamentales es significativa. Esto es, si la brecha entre el nivel de demandas percibidas y el nivel de demandas satisfechas es mínima, se infiere que existen estructuras institucionales vigorosas, que logran llevar a cabo sus funciones esenciales; lo cual se traduce en estabilidad en el sistema.

Sin embargo, cuando la brecha entre la cantidad de necesidades percibidas y la cantidad de necesidades satisfechas es enorme, siendo las primeras superiores en cuantías, entonces hablamos de una situación en el sistema político conforme a la cual las instituciones gubernamentales no cuentan con la capacidad suficiente para responder las principales demandas básicas formuladas por la ciudadanía. Un hecho que hace más propenso el desarrollo de un escenario donde los patrones del orden y la convivencia puedan ser quebrantados.

Precisamente, en medio de unas navidades sombrías, identificamos condiciones en el sistema político venezolano, que pudieran incrementar los niveles de tensión política y social. Nos referimos a un contexto en el cual la sociedad está formulando una cantidad incalculable de exigencias, que guardan relación con los asuntos más básicos, como los referidos a la alimentación, medicinas y seguridad. No responderlos implica dar por sentado el hecho de que una situación de aguda confrontación pueda tener lugar en el mediano y largo plazo. En este orden, una situación de privación colectiva pudiera llegar a tener repercusiones en la dinámica habitual para la convivencia.

No es justo que tengamos que sacrificar nuestra felicidad, a costa de la ambición de poder de unos pocos. Tenemos el derecho a disfrutar de una calidad de vida acorde a nuestro esfuerzo y a la forma de vida democrática. La necesidad de promover un cambio político en el sistema se convierte, entonces, en una exigencia de primer orden, porque sólo a través de este paso se podrá asegurar el cambio económico requerido por el país;  definitivamente, sólo así podremos decirle adiós a las navidades oscuras  a las cuales “San Nicolás” quiere condenarnos a vivir.