Alberto Ray: Control patrio

Alberto Ray: Control patrio

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Un aspecto poco abordado en el análisis de los resultados electorales del pasado 15 de octubre tiene que ver con el carnet de la patria como herramienta de control social.

Si bien no existen cifras precisas de número de tarjetas efectivamente emitidas, el pasado mes de mayo el presidente Maduro escribió en su cuenta de Twitter que habían alcanzado la cifra de 13 millones de carnets.





La realidad es que detrás de este documento existe todo un aparato muy bien construido de control, que además de la información personal del portador, incluye datos de contacto, cuenta bancaria asociada y registro detallado de participación en programas sociales del gobierno, así como información histórica de asistencia a procesos electorales.

El propósito del carnet de la patria es evidente; controlar que la gente actúe de acuerdo a los intereses del gobierno a través de un sistema de recompensas otorgadas según la circunstancia.

En las elecciones regionales, luego de votar, los portadores del carnet debían reportarse en los puntos rojos dónde se les escaneaba, asimismo, aquellos que ya en horas de la tarde no habían acudido a sus centros de votación se les instaba a hacerlo con mensajes de texto directo a sus teléfonos celulares.  

El pasado 1ro de noviembre Maduro anunció el pago de un bono de 500 mil Bs a 4 millones de madres a través del carnet, reforzando así la estructura de distribución de beneficios a través del sistema.

Con el uso de tecnologías de información y minería de datos, el carnet de la patria, que posee un código QR para lectura rápida, sirve también para la segmentación socioeconómica de la población con el fin de hacer más eficiente la repartición de beneficios. Es bien conocido que la entrega de las cajas CLAPS depende de cómo estén categorizadas las familias dentro del sistema. Las comunidades más deprimidas económicamente reciben los alimentos con más frecuencia que aquellos de estratos sociales un poco más altos. Se sabe que el gobierno ha incrementado las frecuencias de entrega ante la inminencia de eventos electorales.

Vale señalar que en el 15 de octubre el PSUV no utilizó su acostumbrado sistema de movilización de votantes a través de las UBChs y el 1 por 10, pareciera que toda la estrategia se montó sobre el carnet de la patria y los puntos rojos.

De cara a las elecciones del 10 de diciembre, la oposición deberá observar con más detalle este sofisticado mecanismo de manipulación electoral que ya comienza a rendir sus frutos.

En tiempos en los que la tecnología se vende como un medio de independencia y liberación, el régimen venezolano la convierte en un sistema de sometimiento masivo dirigido a los más vulnerables.