Cuando los votos suenan, por @MichVielleville

Cuando los votos suenan, por @MichVielleville

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El voto es el arma más poderosa que tiene el ciudadano en la democracia. Este dispositivo institucional tiene la capacidad de resolver crisis políticas, sociales y económicas, al facilitar la sustitución de las autoridades encargadas de tomar las decisiones con influencia en el sistema político, a través de medios pacíficos; logrando así la canalización de los conflictos, por medio de mecanismos no violentos, para facilitar el entendimiento entre los actores que se encuentran en pugna a lo interno del complejo político y que no pueden resolver por sí solos sus divergencias.





El voto tiene la habilidad de transformar conflictos existenciales, es decir, situaciones donde se pretende hacer uso de la violencia para perjudicar físicamente al adversario, en conflictos agonales, esto es, en el enfrentamiento de ideas y de programas políticos; una situación cuyo elemento coactivo exclusivamente se refiere al enfrentamiento de argumentos, sobre las diferentes formas de concebir el orden de la sociedad.

Este 15 de octubre los ciudadanos venezolanos tenemos una gran oportunidad para defender nuestros derechos, nuestro futuro y el de las generaciones venideras; ese día tenemos el compromiso de salir a votar y defender nuestra institucionalidad democrática. A pesar de las vicisitudes, no debemos olvidar quién es el verdadero enemigo. La abstención, la apatía y las divisiones en el entorno electoral sólo pueden favorecer al Gobierno. Es por ello que la cohesión, la participación y el sentido del deber, se convierten en nuestros mayores activos. Representan la base sobre la cual únicamente la victoria puede estar asegurada.

Todos estamos obligados a internalizar nuestro rol como guardianes del sufragio. Cada ciudadano debe asumir su papel como defensor del voto, esencialmente porque esto representa el fundamento de toda nuestra estrategia. Si se hace un balance de las razones que arguye un sector importante del electorado que no tiene el interés en participar en estas elecciones, se podrá identificar como elemento común que muchos de ellos consideran la falta de confianza y el desprestigio del poder electoral, además de las experiencias previas en donde no se pudo cumplir con las expectativas, como motivos suficientes que justifican la abstención.

En este marco, la noción de defensa del voto resplandece y repercute positivamente en el proceso electoral, ya que permite diseñar un clima donde se incrementa la intención de participación, al ofrecer una alternativa a nivel nacional, donde además de la dirigencia, es el propio ciudadano el que se compromete a velar por la transparencia y el resguardo del proceso.

A pesar de que el Gobierno en los últimos días ha tratado de manipular las reglas del juego, y ha diseñado toda una campaña en función de explotar la vulnerabilidad afectiva del ciudadano, podemos señalar que el sentimiento de descontento político hacia cualquier representante oficialista es proporcional al deterioro de la economía, y de toda nuestra sociedad. No salir a votar es votar por el socialismo. Quedarse de manos cruzadas es resignarse a ser presa de un régimen político sin legitimidad y credibilidad, que se encuentra en su peor momento político, pero que al mismo tiempo está jugando sus últimas cartas para asegurar su permanencia.

Precisamente, la relevancia de estas elecciones se manifiesta a corto y mediano plazo; ya que los escenarios a desarrollarse podrán desencadenar todo un proceso de cambios que el Gobierno ya ha previsto, pero para los cuales jamás se encontrará preparado, por las significativas implicaciones que pudiera llegar a tener para el ritmo de vida democrática. Esto es, de contar con un mapa político con una abrumadora mayoría de gobernaciones en manos de las fuerzas democráticas en el país, ello representaría otro duro golpe al Gobierno de Nicolás Maduro, que a pesar de haber activado toda su maquinaria clientelista no logra convencer a sus adeptos, como consecuencia de su evidente fracaso en todos los órdenes, económico, social y político. Pero, además, de llegar a consolidarse este escenario, la posibilidad de adelantar la elección presidencial se materializaría, como consecuencia de la presión a la cual se encontraría sometida la clase política gobernante.

Es por esto que el voto en medio de este contexto político se transforma en una forma de expresión con abrumadora capacidad de resonancia, que exhorta, castiga y defiende; pero que también conmueve, libera y reivindica; es una fuerza democrática, que aislada representa una manifestación válida del ejercicio de un derecho, pero en conjunto se transforma en una poderosa avalancha generadora de cambios políticos.