Luis Velázquez Alvaray: De Pérez Jiménez a los asaltantes rojos

Luis Velázquez Alvaray: De Pérez Jiménez a los asaltantes rojos

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Se ha notado en la redes sociales manifestaciones resaltando la dictadura PerezJimenísta, contrastándola con la tiranía actual, para concluir que el primer tirano hizo obras, mientras los de ahora las destruyen. Lo importante, es que los propulsores de esta interpretación errada de la historia, son dirigentes del llamado abstencionismo, convertidos en las principales palancas del régimen que dicen combatir.

El error que cometimos muchos Venezolanos, fue resucitar un caudillismo que tanto costó sepultar y que concluyó su primera etapa en 1958. El estudioso y versátil historiador Rafael Simón Jiménez, lo explica en reciente entrevista publicada en el diario “TalCualDigital“.





Es una constante que siempre que nos estamos ahogando, nos decidimos apelar a una institución que ha sido utilizada como pieza de utilería para el atropello y la destrucción de los principios básicos del estado de derecho.

Es falso que el ejército Venezolano haya sido baluarte de la institucionalidad democrática. Sus ríos más profundos siempre han buscado desviarse y si antes no inundaron los canales libertarios, fue por la gran fortaleza de los gobernantes democráticos, que por mucho tiempo nos salvaron de los delirios militaristas, hasta que apareció nuevamente ese cáncer de uniforme dictatorial, caricatura de un verdadero militar, que debe ser un profesional íntegro y responsable, no ese grupo del generalato sátrapa- verbigracia Carneiro- borrachos y asaltantes, mal educados , incultos, cuasi analfabetos, que para mayor desgracia, hoy han organizado un cártel para traficar drogas, alimentos, medicinas y lo que sea con tal de llenar las alforjas verde oliva, vergüenza del gentilicio nacional.
Un militar que se respete debería preocuparse por defender su constitución a la que juro lealtad, repudiar los crímenes de lesa humanidad y ser fiel a la mayoría de una población que clama por un cambio inmediato de gobierno.
Un militar que se respete no puede dejarse humillar por un régimen que lo ha convertido en repartidor de limosnas, en cancerbero de delincuentes y en jala bola de inescrupulosos.

Comparto plenamente con Jiménez su visión de este militarismo que nos ha hecho retroceder “en la construcción de un país moderno, prospero e incluyente “, y es obligatorio para el nuevo gobierno que surja de esta catástrofe, fijar bien sus ojos y sus acciones en la construcción de una academia militar distinta, que forme en los valores de la democracia, del progreso, de los nuevos tiempos del mundo y que conozcan del desarrollo tecnológico y científico. No creo que estos altos mandos militares de hoy puedan servir en el proceso de transición. Somos uno de los países con más Generales en el mundo. De los dos mil Generales que hoy existen se tendrá que hilar fino para ver cuales no están vinculados en esta putrefacta reencarnación perezjimenista, que hoy toma el estandarte de chavista, que es una misma forma de dictadura y de pillería gubernamental.