Inmolación controlada de las grandes aerolíneas

Inmolación controlada de las grandes aerolíneas

lufthansa

Hace unos dos años, los ojos de la aviación mundial estaban puestos en Norwegian. Se había impuesto el mayor reto en años: ser la primera low cost de largo radio que fuera sostenible. Oasis Hong Kong o Laker lo habían intentado sin éxito. Los noruegos aseguraban tener una fórmula mejorada. Y en poco tiempo demostraron tener razón, amenazando con poner patas arriba el orden aéreo mundial. reportur.com 

Todas las miradas estaban puestas en Norwegian, y una vez despejada la incógnita de si era sostenible, fue el momento de reacción para los gigantes aéreos. El nuevo modelo era un órdago contra todas las grandes aerolíneas. Desde las de zonas emergentes como Latinoamérica, hasta las tradicionales europeas, o las pujantes del Golfo Pérsico. Y la respuesta ha sido común: replicar el movimiento.

Lufthansa fue la primera con Eurowings. Desde año y medio acumula seis Airbus A330. Y desde dentro de un par de meses le seguirá IAG, la matriz de Iberia, lanzando Level, con dos aviones de ese mismo modelo, y con la ambición de llegar nada menos que a 30. Air France también tiene su plan low cost de largo radio con Boost, de igual modo que Latam Airlines, e incluso Emirates ha anunciado que estudia ir a esa dirección, y otra aerolínea con un ‘hub’ como su gran activo, la panameña Copa, acaba de lanzar su low cost, Wingo.

Despejada una incógnita, se abre otra. Las grandes aerolíneas no están queriendo usar su marca para las low cost porque perderían a su cliente más rentable. No obstante, corren el riesgo de perder al grueso de su cliente en turista. ¿Cómo conciliar eso? Es la gran pregunta hoy, mientras proceden a una inmolación controlada para sobrevivir.

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