El conjunto de la sociedad venezolana está estrechando el cerco sobre una minoría que pretende mantenerse en el poder en contra de lo que establece la Constitución. El hecho de que el uso ilegitimo de la fuerza esté en manos del dictador y la brutalidad de los ataques represivos contra civiles desarmados pudiera dar aún impresión de fortaleza y ocultar el proceso de desmoronamiento que está disolviendo, a fuego lento, a la dictadura.
No enfrentamos un Estado convencional sino una estructura que ha infiltrado, se ha sobrepuesto y ha estado usando el poder para llevar a cabo actividades de enriquecimiento delictivo. Esta asociación de mafias, a la que le es amparados tras funcionarios honestos que intentan cumplir sus deberes, constituye una madeja de intereses que se distribuyen el acceso a los dólares baratos, las importaciones, los distintos contrabandos y toda clase de negociados.
Es la maraña. Sus motivaciones no son políticas y toman como guía un modelo de país que, como el cubano, coloca por encima de la Constitución el mantenimiento de los privilegios para las distintas madejas que componen la maraña. Se amparan en el pretexto de una falsa revolución que nos tiene sumidos a todos en un estado de barbarie. No están defendiendo ideologías sino abultando sus cuentas bancarias en dólares. Son una pequeña oligarquía que se negará por todos los medios a perder sus privilegios. Pero las cartas se le están acabando, a menos que escoja profundizar una respuesta genocida.
La diversas fuerzas de cambio democráticas, en especial la MUD, deben trabajar para romper la percepción de que quienes sustentan a Maduro, para provecho particular de su pequeña cúpula, constituyan una realidad monolítica. Tenemos el valioso comportamiento institucional que ha asumido la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, en lealtad a la Constitución, el gesto de alto valor afectivo de Gustavo Dudamel, el llamado del hijo del Defensor del crimen y la posición del diputado Eustoquio Contreras. La falsa división que quiere imponer el dictador se está derrumbando.
Se requieren muchas iniciativas, como la que emprenderá el Gobernador Falcón para reunir a todos los constituyentistas de 1999 que rechazan la intención de Maduro de constitucionalizar su golpe de Estado. Cada avance del fraude constituyente en un milímetro, implicará un retroceso mortal para la libertad, la democracia, la justicia y el futuro de Venezuela.
Afortunadamente, los principales dirigentes de la MUD están dando muestras, no sólo de su valentía sino de la disposición a transferir protagonismo a otros actores, de continuar debilitando los apoyos sociales de Maduro, de recibir sin prejuicios a quienes provienen del campo oficialista y llamar a la FAN a que cumpla su misión constitucional y no se deje involucrar en una guerra injusta y que la dictadura va a perder porque no tiene pueblo, ni legalidad, ni legitimidad. La nación y la comunidad internacional le están diciendo no.
Allí está una insubordinación civil que pagando un alto costo por sostener y diversificar la calle, logrará en algún momento triunfar. Es así, o ¿estoy mirando la situación al revés?
@garciasim