Víctor Jiménez Ures: Estamos bailando al son que nos toca el Gobierno…otra vez

Víctor Jiménez Ures: Estamos bailando al son que nos toca el Gobierno…otra vez

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De nuevo la MUD se ve arrinconada, asumiendo las posturas que le son cómodas al gobierno. Como se ha visto a lo largo de los años, la estrategia del oficialismo, siguiendo el manual de propaganda de Goebbels, ha sido la de atacar, transferir la culpa e imponernos la hoja de ruta. Tristemente, algunos sectores de nuestra dirigencia no han sabido darle lectura a la estrategia de los rojos, seguida al pie de la letra por todas las dictaduras a lo largo del mundo.

Invariablemente, salvo algunas honrosas excepciones, la mayoría de los miembros de la MUD, como malos jugadores de ajedrez, tienden a posicionarse justamente en el lugar que le es más cómodo al gobierno. De nuevo, como ya es tradición, nos pusieron a bailar la canción que a ellos les conviene. Visto desde afuera, la jugada oficialista es bastante siniestra, pero muy inteligente.





El tema de la relegitimación de los partidos, tal y como está planteado, le ofrece al gobierno una jugada ganar-ganar, en que los grandes perdedores somos los venezolanos. Ciertamente, los sombríos derroteros recorridos últimamente por la MUD, cuya supuesta relegitimación quedó en “veremos”, la han conducido a una dramática pérdida de credibilidad por parte de la población llana, lo cual incide directa y negativamente en su poder de convocatoria en la calle. Así las cosas, podría entenderse, según “los cálculos políticos”, que justo en este momento, la MUD mal podría alebrestársele a Maduro, cuestión que la obliga a bailarle pegado.

¿Que gana el gobierno con el proceso de relegitimación?

– Primeramente sumerge en un atolladero a los partidos políticos de oposición. Que se ven forzados a dirigir todas sus energías en sobrevivir.

– Las condiciones son realmente malas, y muy desventajosas para los partidos que busquen re-legitimarse, lo cual implica la posibilidad real de que algunas organizaciones partidistas no logren cumplir con su cuota mínima, y caigan eliminados por nocáut en el mismo “campo del honor”. (Desarticular a los partidos más pequeños le permitirá al gobierno cerrarle el paso a los partidos grandes de la MUD, que en caso de ilegalización, podrían haber optado, mediante alianzas, por presentar a sus candidatos con tarjetas más humildes).

– Como es de esperarse, aquellos que logren sobrevivir al primer paso, y consignen las firmas, deberán resistir la andanada de flechas lanzadas por el TSJ y el resto del poder judicial. Ya lo vivimos con el Referéndum Revocatorio 2016, el hijo nonato de Henrique Capriles. No faltarán las acusaciones de fraude, la repetición de firmas, las validaciones y sabrá Dios (o el diablo) que otra treta se les ocurra.

– Tiempo. Lo más valioso. Mientras todos los partidos de la MUD estarán enzarzados en el pandemónium de la relegitimación, el Narco-Estado campeará a sus anchas sin mayor preocupación que idear nuevas formas de legitimar sus capitales mal habidos.

– Si los partidos decidieran no prestarse a la relegitimación, sencillamente desaparecerían del espectro político, lo cual le daría al Gran Polo Patriótico la oportunidad de presentarse en solitario en las siguientes elecciones.

Tristemente, debemos admitir que esta estrategia no habría sido posible si la MUD no hubiese dejado que se enfriase la calle. Pues si bien es cierto que la Narco-banda tiene a la mayoría de las instituciones a su favor, no menos cierto es que la inmensa mayoría de los venezolanos nos oponemos a este régimen incapaz de garantizar la procura existencial de sus ciudadanos; pero sucede que ese gigante está dormido, y pareciera que en la MUD no hay muchos dispuestos a despertarlo.

Aciagas son estas horas. Mientras el pueblo se ve obligado a recorrer caminos tortuosos y desesperados en que la dignidad y la moral son un lujo que muchas veces queda subyugado a la necesidad, los partidos políticos (llamados a hacerle frente a la dictadura) quedan supeditados a recrear la parábola del burro y la zanahoria.

Insistimos, hay que cambiar la estrategia, la MUD debe retomar las calles, la salida nunca será exclusivamente electoral, y eso ya deberíamos haberlo aprendido. El gobierno le tiene miedo al pueblo en la calle, y la MUD, no es nada sin ese mismo pueblo en la calle. Debemos asumirlo: Calle y Voto. No existe otra salida. Hagamos un Acto de Fe por Venezuela.

Víctor Jiménez Ures