El diálogo y el elefante blanco en la habitación, por Omar Villalba

El diálogo y el elefante blanco en la habitación, por Omar Villalba

thumbnailOmarVillalbaJUL2016Cuando se mira el diálogo desde un punto de vista objetivo, desde fuera de las pasiones y propuestas partidistas, la primera impresión que se tiene es que la UNIDAD ha alcanzado grandes logros. Y no se puede negar, que lograr las liberaciones de diciembre y que el gobierno decidiese sentarse con la MUD a hablar es un logro per se. Pero, cuando se miran los resultados por segunda o tercera vez, esta vez no solo se es objetivo principal, sino que se es racional y se usa una lupa gigantesca, nos damos cuenta que en todo el proceso hubo un gran fallo.

¿De qué falla estamos hablando? de un error garrafal que cometió la MUD al no identificar a todos los actores en este conflicto. Mucho se le ha pedido al Ejecutivo, pero solo ha este. Se ha dejado de lado a los otros poderes, y a pesar de que estamos frente a una revolución que desconoce el concepto de separación de poderes —se les recomienda encarecidamente leer el Espíritu de las Leyes de Charles-Louis de Secondat, Señor de la Bréde  y Barón de Montesquieu— Lo cierto es que los otros poderes, en especial el Tribunal Supremo de Justicia, se comporta como un ente autónomo, que ha tomado la actitud del vecino incomodo.

El TSJ, al parecer instruido por el gobierno —de eso no debe quedarle duda a nadie—, ha optado por hacerse el ciego (solo por esta vez, emulando a la Diosa Romana que le sirve de Símbolo), frente al hecho que el poder EJECUTIVO y la UNIDAD han decidido resolver el problema por la vida de la negociación en vez de valerse de la fuerza. Y ejerciendo esta ceguera se han ensañado con la AN, y ha malogrado algunos de los resultados obtenidos, entre ellos la facultad de la AN para seleccionar a las nuevas rectoras del CNE. Eso sin contar el montón de veces que este Tribunal exprés ha neutralizado las leyes —sin importar que estas tengan como finalidad mejorar la calidad de vida del pueblo— emanadas desde el parlamento.





Cabe preguntarse ahora ¿Por qué la UNIDAD cometió tal acto de miopía? Pues sencillo, porque muchos dentro de la MUD están tan empecinados con la inmediatez que solo ven los árboles en vez de ver el bosque, y no solo eso, sino que se  han distraído de tal manera que el elefante monstruoso los está atropellando. Gracias a esta actitud, los logros que se han obtenido son escasos, pobres y poco sustanciosos.

Ahora bien, debemos preguntarnos ¿Qué se debe hacer? Lo primero es recordar que todas las negociaciones son procesos tortuosos que dan resultados a largo plazo, donde paso a paso se busca la construcción de la confianza a fin de que esta permita concretar los resultados. Luego de esto, solicitar al gobierno que detenga a su elefante o que lo incorpore al proceso.

Lo cierto es que el TSJ debe detener su acometida, si el gobierno espera que este proceso de resultado, por su parte la MUD debe insistir en que el TSJ debe cooperar con el proceso o hacerse a un lado. Para esto basta con recordar que la AN sacrificó a los diputados del Amazona para dejar de estar en desacato, por lo tanto, ser un poder reconocido, con facultades y por con ello dejar la tutela del poder judicial.

Estamos conscientes, desde el oficialismo algunas voces argumentaran que si la AN queda a la buena Dios cometerá una serie de actos indebidos y se valdrán de todos los instrumentos necesarios para comenzar con La Salida. Pero a estos, habría que replicarle una cosa: ya la AN cumplió al desincorporar a los diputados, por lo tanto al Gobierno —y al TSJ por formar parte del oficialismo— le toca cumplir; por lo tanto el  TSJ debe calmarse.

A pesar de ello, también es necesario acotar que la AN y la MUD deberían abandonar, a favor del diálogo, estos instrumentos que no se encuentra dentro de nuestra constitución. Como dijo el Emperador Marco Aurelio “No lo hagas, si no conviene; no lo digas, si no es verdad”, y lo cierto es que esos juicios y otros mecanismos, que no tiene un resultado contundente, reconocido y de peso, hacen más mal que bien, lo que logran es minar la confianza y poner reactivo a un gobierno cada vez más débil y acorralado.

Por eso, la MUD, si de verdad está comprometida con la solución democrática, debería abandonar esas entelequias y centrar sus objetivos. Avocarse a solucionar el problema y en alcanzar resultados contundentes y coherentes… ser, en cierta medida, más pragmáticos; porque este gobierno es astuto de más.

Es necesario, en este escenario, detener al TSJ y no darle pie al Gobierno para que mine la autoridad de la AN y los logros alcanzados. La MUD y la AN deben jugar juntas, pero para ello es necesario que se coordinen, y que dejen de hacerse zancadillas. Para la UNIDAD el parlamento es un espacio conquistado que le sirve de plataforma para alcanzar a la nueva Venezuela, por eso es necesario que la proteja. Y esta idea no es descabellada, solo basta con ver la urticaria que le generó al gobierno la conformación de la nueva directiva.

En conclusión, es evidente que el gobierno le tiene miedo al Poder Legislativo, por eso hay que defenderlo a toda costa, y no se hará que no identifiquemos a gran Elefante Blanco en el Salón y le pongamos un freno.