Alvaro Valderrama Erazo: Epifanía del Señor o día de los Reyes magos

Alvaro Valderrama Erazo: Epifanía del Señor o día de los Reyes magos

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En todos los continentes y países de la tierra, en todas las ciudades, pueblos y hogares cristianos del mundo se enseña -de padres a hijos y de generación en generación- cómo acaeció y en qué lugar nació el Mesías.

También en Venezuela, muy especialmente en nuestros pueblos andinos, es de antigua tradición cristiana, representar esa “Epifanía, esa manifestación de Dios” en los pesebres, hechos desde comienzos de Diciembre en hogares, plazas, escuelas, parques, empresas e instituciones. Los pesebres andinos permanecen intactos hasta el dos de Febrero, día de la presentación, conocida popularmente como día de la candelaria.





Ahora bien, si hoy, seis de Enero es el día dedicado a “La epifanía del Señor”, a la manifestación de Cristo, porqué llamamos éste día como “día de los reyes Magos”? Habla El Evangelio de San Mateo de Reyes cuando se refiere a los magos venidos de Oriente?

La primera lectura del profeta Isaías de éste Domingo comienza con el verso: “Levántate, resplandece, Jerusalén, que ha llegado tu Luz, y la gloria de Dios ha amanecido sobre ti”.

La palabra de Dios se cumple a plenitud en el nacimiento de Jesucristo, el Mesías, en Belén de Judea.

La liberación divina, de la que hablan los profetas no tiene sólo a Israel como destinatario sino a todo el pueblo de Dios, quien rompe los muros de Jerusalén para que su luz brille para todos los pueblos de la tierra.

Y es que el Reinado de Judea, no solamente, no recibió la “Luz que brilla en las tinieblas. Jn 1.” sino que trató también de impedir que esa luz brillara para todos los hombres de todas las razas, lenguas, y naciones representadas en los magos.

El Evangelio San Mateo nos muestra, cómo se sobresaltaron Herodes, y con él toda Jerusalén, al oír de labios de los magos de Oriente, que ellos venían en busca del Rey de los judíos que había nacido, para adorarle.

En ese contexto se desarrolla la historia del encuentro de Dios por parte de quienes lo buscan, exactamente donde lo habían anunciado los profetas.

Y por eso celebramos hoy la “Epifanía”: Nuestro Señor Jesucristo se manifiesta a todos los pueblos de la tierra y a todos los hombres de buena voluntad.

La tradición nos ha acostumbrado a celebrar esta festividad, con el nombre de “Fiesta de los reyes magos”. Y la tradición nos lo explica con lujos y con detalles:

Los magos, además de ser ricos, son también inquietos y generosos. Son curiosos de que acontece. Son hombres bien formados, que se interesan por la ciencia e investigan el movimiento de los astros.

Precisamente, movidos por el interés de la ciencia y posiblemente también por el de la economía se han enterado, de alguna forma, del nacimiento del Rey de los judíos anunciado por los profetas. Poe eso se encaminan en su búsqueda.

Lo que está claro, es que Herodes, Rey de Judea, bien no se había informado o bien, no se daba por enterado del nacimiento del Mesías y tampoco del lugar en donde habría nacido. En tal sentido, exaltado por la visita de los Magos se hace asesorar por los sumos Sacerdotes de la antigua alianza y por los Escribas del pueblo.

Llama la atención que los sumos Sacerdotes y los Escribas, conocedores de la antigua ley y de los profetas, sí sabían que el Mesías nacería en Belén de Judea, en la ciudad de David. Fueron ellos quienes dieron parte de esa información a Herodes y a los magos venidos de Oriente. Ellos conocían las profecías.

Pero también llama la atención la oscuridad, de la que eran objeto, tanto Herodes como aquellos Escribas y Sacerdotes de la antigua alianza, quienes, antes de alegrarse fueron sobresaltados y con ello hicieron sobresaltar la capital del pueblo de Dios, Jerusalén.

En tanto que los Magos, sí que creyeron y asumieron las profecías, se encaminaron y adoraron al Mesías. En el momento del encuentro y de la adoración del Mesías brilla la Luz para ellos y para todos los pueblos de la tierra. Allí se da la epifanía.

Y en el momento en que los magos reconocen a Cristo como Rey, abren sus cofres y ofrecen sus dones al Mesías. En ese mismo momento, sin dejar de ser magos comienzan también a formar parte del reino de Cristo y por consiguiente son también Reyes.

Y cómo justificamos tales afirmaciones?

El apóstol San Pedro, el primer Papa de nuestra Santa madre Iglesia nos enseña en su primera epístola que: “Vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable” I Pedro 2, 9.

Y, si leemos el segundo capítulo del Santo evangelio de San Mateo detenidamente notaremos que los Magos, al conocer al Mesías desconocen a Herodes como rey.

Los magos – Los Reyes magos- descubren el misterio de Dios, justamente en la Epifanía del pesebre.

Los magos- los reyes Magos_ que habían estudiado la estrella de Oriente, que habían visto, comienzan a ser dirigidos por la misma estrella de Oriente, que se detiene en el lugar del nacimiento del Mesías.

Los magos –los Reyes magos- que salen en caravanas desde Oriente buscando un rey en la ostentación de un palacio, se transforman luego en peregrinos que encuentran al Hijo de Dios en el pesebre de Belén.

Los magos –los Reyes magos- que buscaban con solicitud al rey de los judíos encuentran en el niño del humilde establo al Rey de la humanidad, al “Emmanuel, al Dios con nosotros”.

También nosotros, justamente por haber sido bautizados, por haber sido ungidos con el óleo santo, por pertenecer a Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey, somos herederos de su Reino y por consiguiente reyes y sacerdotes en el bautismo.

Constelaciones de estrellas también los hay en nuestros días, al igual astrólogos, científicos en todos los campos, viajeros y nómadas, buscadores de minerales y tesoros y hasta eruditos conocedores de la Biblia.

Pero no basta con saber la verdad si no hacemos caso de ella: Tal fue el Caso de los Escribas y de los sumos sacerdotes. No basta con estar informados y seguir apertrechados en una cápsula de poder: Tal fue el caso de Herodes.

Haber ofrecido oro, incienso y Mirra, nos enseña que Cristo es el “Mesías”, “El Dios con nosotros”. Y que aquellos magos, perseverantes y buscadores de la verdad, logran encontrarla en la humildad del pesebre. Y que ellos logran también darle un rumbo diferente a sus vidas y a la de muchos pueblos de la humanidad. También Venezuela forma parte especial de la cristiandad y de la humanidad en estos tiempos difíciles.

Feliz día de los Reyes magos