Domingo Alberto Rangel: El hombre nuevo, mudo y silencioso, celebra un año nuevo…

Domingo Alberto Rangel: El hombre nuevo, mudo y silencioso, celebra un año nuevo…

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RESUMEN: Finalmente descubren la primera cualidad del “hombre nuevo”, chavista y madurista… ¡es mudo, no abre la boca!

En secreto un equipo de antropólogos investiga a cuenta del gobierno las características que definen al “hombre nuevo” nacido en revolución. Es algo “vital”, dicen.





Después de mucho buscar durante 18 años según afirman los profesionales a cargo del proyecto, finalmente hay indicios. Hablan con el mismo entusiasmo del arqueólogo que repentinamente encontrara la huella de una cucaracha en un banco del pleistoceno. Hay pruebas suficientes para afirmar que el chavismo en algo nos ha cambiado, declaran las notas de prensa.

El ministro encargado de hacerle seguimiento al proyecto se ve preocupado: Habían pasado 18 años sin encontrar nada relevante y si bien Ernesto Villegas había aprendido en su larga pasantía por El Universal, antes de llegar a ministro, que un contrato con tanto tiempo sin dar resultados debería ser rescindido… también sabía el periodista que uno de los antropólogos involucrados es familiar muy cercano a un militar bien enchufado y lo mejor en estos casos es hacerse el loco… y esperar.

En descargo de los antropólogos debo añadir que el Gran Proyecto Misión Hombre Nuevo encontró hace algún tiempo cambios ocurridos durante el chavismo bolivariano en estos años.

En una oportunidad, láminas de Power Point mediante, los muchachones habían señalado un crecimiento desmedido de la violencia homicida en el país. Decían, como si se tratara de una hazaña, que Venezuela en los años del chavismo viene escalando los primeros lugares en materia de homicidios per cápita y pronto desbancaríamos a Honduras como campeona indiscutible.

Como era de esperar, el ministro Villegas, después pedirle consejos diplomáticos a la Cancillera, explicó que ese dato era “importante” para ser tomado en cuenta pero al “hombre nuevo” se le supone tan pacífico como Diosdado, tan humanista como Tarek El Aisaami, tan inteligente y desprendido como Pedro Carreño; pero eso de violento y homicida debería ser un rezago de la Cuarta. Tampoco es aceptable que Venezuela sea superada por Honduras siendo que ese país saltó la talanquera cuando desbancaron al presidente Zelaya. De manera que el contrato se prorrogó.

Tampoco sirvió, y ya Villegas estaba al borde, aquel descubrimiento sobre la corrupción como característica de la Venezuela bolivariana, que documentó el equipo de antropólogos al presentar como propio un viejo informe de una ONG opositora.

Ese es un tema para los amigos de la Mud, dijo nervioso Villegas en plan de ente contratante, aunque el ejemplo que puso de grandes corruptos fue el de los Bolichicos que como es sabido se hicieron mil millonarios en dólares, luego de negociaciones fraudulentas con el gobierno de Chávez y ahora financian diputados opositores.

Villegas, con la seguridad del sobreviviente recordó a los antropólogos enchufados lo inconveniente que sería en vísperas de firmar un contrato con los rusos, para la compra de armamento, sacar a palestra que pudiera ofender al honorable Vladimir Putin, creyendo este amigo que la cosa es con ellos.

Villegas no dejó pasar la ocasión sin dejar de pontificar señalando como ejemplo de corrupto a Juan Carlos Caldera. Otra característica desechada.

Pero los antropólogos no se dan por vencidos o al menos no mientras no les rescindan el contrato: Justo antes de terminar el año pasado señalaron una característica del “hombre nuevo” que más bien nos pone a los venezolanos a figurar entre los pueblos más civilizados del orbe.

Se trata del silencio, una virtud impensable en un pueblo Caribe y con los antecedentes petroleros que nosotros tenemos después de 70 años bebiendo whisky escocés de al menos 12 porque el de 8 “es gasolina”.
Es que los venezolanos siempre hemos estado entre las gentes más bullangueras del planeta.

Debido al ruido es misión imposible conversar en un restaurante criollo sin tener que dar alaridos como cantante de rock. Las Navidades venezolanas desde el advenimiento del petróleo estuvieron acompañadas por el ruido de cohetones, triki trakis, cebollitas y saltapericos, detonados a toda hora por niños o ancianos. Las noches en Caracas y en todas las ciudades del país, desde que puedan recordar los venezolanos vivos, fueron testigos silentes de lo ruidosas que eran nuestras fiestas, donde se podía bailar en la calle sin ser invitado porque los decibeles arropaban cientos de metros a la redonda. Eso se acabó en este año de gracia, el cuarto de la era madurista.

El Año Nuevo llegó a Venezuela en medio del hambre, la hiperinflación, la inseguridad, el desempleo… y un silencio que nos equiparó al advenimiento del 2017 en la lejana Islandia.

El silencio en el 2016 acabó con gaitas y villancicos.

Pasearse por las noches, privilegio de pocos, arriesgados o cuidados por espalderos, fue una experiencia nueva en el país regido por Nicolás Maduro: El silencio de la soledad, del bolsillo vacio, de la falta de oferta, del hambre o del miedo… fue la nueva norma en este chavismo bolivariano.

Buscar algo para alimentarse en los basureros urbanos es una actividad que no solo por razones de seguridad sino por decoro, debe llevarse a cabo en medio del silencio que es un buen cómplice. Pedir “algo” para comer al pasante es una acción vergonzosa que también se lleva a cabo sin alzar la voz, con la vista rosando el suelo. Y tanto come basuras como pedigüeños son categorías en ascenso.

El 31 a medio día en un supermercado sacaron empanadas, un producto relativamente barato que en otras épocas sería impensable para el momento: El tumulto que se formó fue monumental por la cantidad de personas que pugnaban por agarrar lo que se consideraba “una ganga”. En las colas, porque esa termina siendo otra característica del madurismo bolivariano, en ese último día del año casi no se veían gentes con botellas de whisky, ron, vodka o cerveza, adquiridas a última hora para seguir la juerga “el primero”, entre gritos y chistes malos. Tampoco se veían caprichos costosos, comprados ocasionalmente para hacer olvidar una “montada de cuernos” a la pareja. Nada que ver, no hay plata y la peladera es silenciosa.

En la Venezuela chavista no hay espacio para el ruido, solo cabe el silencio del que hablan los cronistas de la Europa comunista cuando asombrados narraban la tristeza de ciudades otrora alegres como Varsovia, Berlín y por qué no, en otras latitudes La Habana o Pionyang.

Hay quien achaca desde la acera del chavismo, el silencio de estas navidades, a causa de un supuesto error al retirar el billete de a 100: Esa gente y su marea chavista son candidatos a ser enterrados en urnas blancas.
Este silencio de la desesperanza, del hambre, del desempleo, de la hiperinflación, solamente roto por uno que otro cohetón boliburgues y el notable despliegue de lujosos fuegos artificiales muy bien localizados en los barrios, en las sedes de colectivos y malandros, mientras el resto de la ciudadanía veía como el loco a la luna, desde lejos, en el futuro solo podrá superarse retirando, poco a poco, porque es imposible de una vez, todas las medidas que en nuestro país obstaculizan la libertad para crear riqueza… desde las alcabalas donde se matraquea en las carreteras…. pasando por los permisos hasta para respirar… y en definitiva cambiando una oposición socialista, estatista y centralista por una buena oposición capaz de convencer al venezolano de que es posible salir del actual marasmo. Feliz 2017, a pesar de todo.