Pedro Castro Guillén: ¿Qué aprendimos del 1S?

Pedro Castro Guillén: ¿Qué aprendimos del 1S?

thumbnailpedrocastroEsta pregunta podría ser interpretada como muy impertinente frente a la masiva demostración de fuerza del jueves 1S. La oposición volvió a la calle de una manera incontrovertible, no voy a especular sobre el tamaño de la marcha o la cantidad de asistentes, baste decir que las cifras de rechazo al presidente Maduro que están por el orden del 90%, sufrieron una ratificación en la calle, de la misma manera que correlativamente ha sido ratificado el respaldo mayoritario a la MUD.

Pero la pregunta cobra pertinencia cuando a pesar de que estamos frente a demostraciones de fuerza tan contundentes como las de las elecciones del 6D, las de la marcha del 1S, o la que acaba de ocurrir en Margarita, en la Urb. Villa Rosa, en donde Maduro ha sido castigado con un cacerolazo brutal; todavía entre la ciudadanía sigue  habitando un sentimiento de encierro, todavía se piensa que el chavismo está en control de la situación, que tienen el poder de dictar a la realidad la marcha de los acontecimientos políticos. Es por ello que la demostración de fuerza del jueves pasado si nos produce un saber nuevo a pesar de que todas las encuestas desde hace meses registran la caída del chavismo y el rechazo a Maduro.

El porqué tiene que ver con la forma como se establecen las representaciones políticas; y aquí recurriremos al psicoanálisis en lo que nos puede ser útil para el esclarecimiento de la subjetividad en política. La forma en que se realizan los procesos de propaganda política presupone de una manera falsa e ilusoria, cosa que se ha reforzado con la imposición de las encuestas como máximo instrumento de la política (no sólo de medición), que previo a la acción, los individuos ya saben lo que quieren, lo que es su verdadero interés, que basta cualquier mecanismo de acción política para que este interés del que ya son plenamente consciente se transmita a la esfera política propiamente dicha. La prueba de la falsedad del supuesto ingenuo de la representación directa la da precisamente el hecho de que a pesar de las demostraciones de fuerza la duda persiste incluso en los políticos profesionales.





El problema radica en que la representación política, lejos de realizar simplemente un interés ya consciente, trae este interés a la conciencia. Todo ACTO político realiza un giro dialectico de mi interés de un en sí a un para sí: proporcionando una clara  formulación pública de mi interés, sirve como medio de reconocimiento por mi parte. En palabras más simples: Cuando elijo participar en un ACTO político, en cierto sentido me elijo a mí mismo, mi propia identidad política. En este sentido preciso, todo ACTO político, no es una reflexión en el otro, el reflejo de mí interés en la esfera política, sino simultáneamente mi autorreflexión, no una mera transmisión.

De acuerdo a lo anterior, los ACTOS como las elecciones del 6D, las firmas y validación del 1%, la marcha del 1S, son procesos de autorreflexión política de la ciudadanía, que van constituyendo cada vez una mayor conciencia de la fuerza de la oposición, de la voluntad de cambio, del rechazo social a un régimen hambreador y corrupto. El 1S repite el 6D y nos hace avanzar a una solución pacifica, constitucional, democrática y electoral de esta tragedia del socialismo en el siglo xxi. Avanzar en una mayor conciencia de nuestra fuerza, nos hace confiar más en la ruta pacífica pero además en algo muy importante en que la salida debe ser este año 2016, que no es posible aguantar  una realidad política plagada de miseria, sólo porque un grupúsculo de ultraizquierda se apoderó del estado animados de la idea de mantenerse eternamente en el poder.

La marcha del 1S nos proporciona la conciencia y nos da la confianza para por la vía del ACTO de autorreflexión política que significa la movilización permanente sostener nuestra voluntad de salir de este régimen este mismo año.

Pedro Vicente Castro Guillen                                  @pedrovcastrog