El término populismo se ha usado en política con dos acepciones diferentes; una de ellas tiene un significado positivo, pero principalmente se usa con una connotación negativa. En algunos casos se identifica erróneamente el populismo con la demagogia: mientras ésta última está referida al discurso del político buscando influir en las emociones de los votantes, el populismo está referido a las medidas que toma un político, buscando la aceptación de los votantes.
Lo grave, el concepto de populismo es tan complejo, lo han visto como una especie de patria cuyo rasgo distintivo es la equiparación del país y el pueblo, pareciendo este último al universo social integrado por la gente. El patriotismo inducido por el gobierno nacional agota sus esfuerzos en dar la sensación de unión con el pueblo, teniendo como los protagonistas a los excluidos, es decir en nombre de este colectivo es que el presidente Nicolás se erige como el defensor de los intereses nacionales frente a la supuesta invasión del imperio…
Por ejemplo, la victoria del presidente Chávez en Diciembre de 1998, se apuntalo en un discurso populista el cual se articulaba a las necesidades de cambio y expectativas frustradas durante años por las políticas liberales y neoliberales de la cuarta república, es decir el comandante utilizó un discurso según los especialistas “como una estrategia para llegar al poder y gobernar basada en un discurso maniqueo que polariza la sociedad en dos campos antagónicos: el pueblo contra la oligarquía”, desde ese primer momento también salieron del escenario los partidos tradicionales y otras organizaciones mediadoras, no obstante, emergía una nueva esperanza parecían desaparecer las murallas de corrupción y exclusión social que distanciaban al pueblo del bienestar y la justicia social. Sin embargo, las primeras acciones de políticas públicas y el populismo no fueron suficientes para canalizar la cantidad de demandas de aquellos venezolanos que soñaron con el verdadero cambio social.
La Venezuela del siglo XXI debe luchar por erradicar del pensamiento de sus dirigentes políticos la acción de la miseria del populismo preelectoral como estrategia pragmática de captar votos o respaldos, las nuevas generaciones tienen el desafío de salir a las calles el próximo 1 de Septiembre para desmontar una práctica tan perversa como la del populismo preelectoral, lo que necesitan los venezolanos es que se creen nuevas fuentes de trabajo y no que pase parte de su vida esperando alguna dadiva que lo recree por un momento y tenga que esperar un nuevo evento electoral para poder tener acceso alguna política nacional de contenido social o económica que dignifique su vida.
El presidente venezolano Nicolás Maduro, en sus mensajes populistas viene anunciando, una serie de medidas económicas para hacer frente a la grave crisis que afecta al país, según sus palabras, todo por culpa de una guerra económica impulsada por la derecha, entre ellas la activación de los estratégicos CLAP, el aumento del salario mínimo en un 50% a partir del 1 de Septiembre de este año y la creación de un nuevos sistemas de obtención de divisas, proyectos, Misiones, toma de los mercados municipales por parte del ejercito… Es decir, ante el oscuro panorama que se abre con un precio del barril de petróleo, que impacta directamente a las arcas del Estado. Sin embargo, las medidas efectistas seguramente apuntan el Referendo Revocatorio.
En crisis económica el gobierno sustituye producción por importación, quebrando a los productores nacionales, el presidente Maduro aún con los pocos dólares que le entran al país mantiene una visión distorsionada e interesada de lo que se debería hacer ante una aguda crisis económica. Todo tiene una intención: El populismo, que la gente dependa de las “bondades” del Estado venezolano o en su defecto de la revolución.
Indicadores del desastre económico hay muchos, todos motivan a los venezolanos a pedir Referendo Revocatorio contra el mandatario Nicolás Maduro. “Maduro amenaza con exterminar al pueblo porque sabe que el 1 de septiembre se desbordarán las calles de Caracas exigiendo las firmas del 20 %, la gente está obstinada de hacer colas y ver que su dinero no le alcanza para mantener una calidad de vida deseada, además todo su presupuesto se acaba en comprar comida. Un problema existencial…
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