Inteligencia y Prudencia, por Efraín Rincón Marroquín

Inteligencia y Prudencia, por Efraín Rincón Marroquín

thumbnailEfrainRinconMarroquinEl régimen sigue jugando con la paciencia de los venezolanos. La contundente manifestación de cambio políticoexpresadapor la inmensa mayoría del país, es burlada y saboteada por las instancias de poder dominadas por el oficialismo. Existe una brecha inconmensurable entre lo que piensa y ejecuta el régimen, y lo que desea y aspira el pueblo venezolano. No existe posibilidad que permita encontrarnos en un diálogo sincero y desprendido, que contribuya con la solución de esta profunda crisis de pronóstico reservado para todos los que vivimos en esta nación.
La actitud permanente del régimen es provocar, insultar y atemorizar; es un régimen soberbio y engreído, que simula la fuerza y el apoyo popular que desde hace mucho tiempo perdió. La soledad que lo acompaña y la convicción no manifiesta de su incapacidad para resolver la crisis nacional, lo mantiene a la defensiva, como fiera herida, tratando de alargar su agonía con amenazas y subterfugios por parte del presidente, de voceros del partido oficial y de instituciones que vendieron su honorabilidad y autonomía a cambio de prebendas, comodidades y ventajas que sólo la corrupción puede brindarles.

Resulta incomprensible tanta ceguera e inmadurez; es inmoral aferrarse al poder para preservar los intereses de una élite que está de espaldas al país; es inhumano seguir destruyendo la nación que literalmente está muriendo de hambre, por el terror que produce la justicia que les llegará por todos los delitos cometidos.

La sensatez, inteligencia y lealtad con la nación, deberían ser elementos cruciales para aceptar con humildad la voluntad de cambio de los venezolanos; para que el régimen se coloque a un lado y permita que fluya con total normalidad el referéndum revocatorio, como alternativa democráticapara que resolvamos en paz y libertad la crisis que ha corroído las raíces de la nación. Absolutamente todo está infectado por una crisis que es política, económica, social, moral, de valores; una crisis que amenaza con destruir los cimientos republicanos de Venezuela y la sociedad misma.





Pero el régimen niega toda salida pacífica y democrática. Se mantiene atrincherado en el Tribunal Supremo de Justicia que viola a mansalva la Constitución Nacional; en un grupo de las Fuerzas Armadas que defiende una parcialidad política en menoscabo de los sagrados derechos del pueblo venezolano, amante histórico de la paz; en un Consejo Nacional Electoral que se resiste a reconocer que las cosas cambiaron y que, hoy día, el soberano quiere un cambio porque la revolución traicionó sus sueños y esperanzas.El régimen sigue secuestrado por un grupo de radicales que defienden un modelo fracasado, cuyas ideas son el mejor reflejo de la ruina de una sociedad que está a punto de perder el legítimo derecho de reconstruirse sobre las bases de la libertad, la justiciay el progreso.
La tozudez e irresponsabilidad del régimen apuesta por salidas diferentes a las que consagra la Constitución; deja en evidencia su deseo que el pueblo inicie una ola de violencia que dé al traste con lo poco que queda de institucionalidad democrática; ellos están jugando a un conflicto que justifique mantenerse en el poder a través de la instauración definitiva de una dictadura militarista.

Quienes no creen en la democracia y obstaculizan un futuro promisorio para el país, insisten en cerrar las válvulas que liberen la frustración y descontento popular. La dramática situación de Venezuela y la ineptitud del régimen para remediarla, fomentan otras salidas diferentes a las constitucionales. Hay razones de sobra para que el pueblo desesperado provoque una situación violenta que ponga fin a esta tortura. Pero ¡cuidado!, esa no puede ser nuestra respuesta.

Debemos ser inteligentes y prudentes por el bien de Venezuela, aunque ello signifique llenarnos de más paciencia de la que hasta ahora hemos tenido. La prudencia se define como “como la capacidad de pensar, frente a ciertos acontecimientos o actividades, sobre los riesgos posibles que estos conllevan, y adecuar o modificar la conducta para no recibir o producir prejuicios innecesarios”. En otras palabras, debemos ser inteligentes para que las acciones que llevemos a cabo para liberar al país, no terminen siendo peores que la enfermedad.

La prudencia es contraria a la indiferencia, al pasivismo o al pesimismo. Es una actitud mental que nos aconseja hacer bien las cosas para evitar equivocarnos. Y para ello es necesaria la convicción que sí podemos porque somos mayoría, porque nos asiste la razón y porque al unirnos alrededor de la grandeza de Venezuela, vamos a lograr la victoria que aspiramos. Vamos a ocuparnos del país, de nuestras familias, de nosotros mismos. Vamos a exigirles a los partidos democráticos y a las organizaciones sociales que nos den luces en tiempos de oscuridad e incertidumbre, que acompañen nuestros sufrimientos, y profundicen la lucha para salir de esta pavorosa crisis. Mientras tanto, los venezolanos debemos dejar nuestros espacios de confort e involucrarnos activa y directamente en la organización que despierte al pueblo ansioso de transitar por caminos amplios, limpios, floridos, donde todos cabemos y hacemos falta.

La organización y la presión popular son mecanismos poderosísimos para obtener la victoria. Hoy es el tiempode la unidad de los venezolanos; es el tiempo de abrir nuestros corazones y aceptar a quienes apoyaron la revolución y hoy, al igual que nosotros, claman por el cambio de rumbo de Venezuela. El régimen sabe que está perdido y pero aún no termina de convencerse que los venezolanos nacimos para ser libres, nunca esclavos de pseudo líderes corruptos e inmorales; nacimos para alcanzar el progreso con ideas y el trabajo de nuestras manos, más no con las miserias que este régimen hambreador nos ofrece. Los venezolanos fuimos, somos y seremos hermanos, hijos de la misma tierra, y nunca jamás enemigos ganados por el odio y el rencor inoculado por unos desalmados que no conocen la grandeza del amor.

El futuro es nuestro, tenemos la fuerza, la inteligencia y la determinación para conquistarlo. Vamos a ocuparnos efectivamente para alcanzar nuestros sueños. No perdamos tiempo porque somos los únicos protagonistas de esta batalla admirable que parirá a la Venezuela grande que todavía permanece en nuestros corazones.
Profesor Titular de LUZ