Omar Villalba: La revolución y las mujeres

Omar Villalba: La revolución y las mujeres

thumbnailomarvillalbaHistórica y culturalmente, el papel de la mujer en la sociedad venezolana no ha sido secundario, no por nada los estudios sobre la estructura social venezolana han calificado al modelo familiar como una institución fundamental dentro del proceso de socialización política, siendo definido por su carácter de matriacardo. No obstante, la Revolución Bolivariana, en su afán de barrer y destruir todo orden precedente, manipula la realidad para producir un discurso en el que las mujeres son interpretadas como históricamente marginadas, las cuales en tiempos de transformación radical se convierten en sujeto protagonista de la acción y así, se llega a afirmar que “la revolución tiene cara de mujer”.

El discurso se ha hecho especialmente presente con la participación de voces femeninas dentro los órganos de decisión política, por medio de la distribución equitativa en los altos cargos de Estado. Así, el CNE, una instancia de suma relevancia dentro del sistema democrático, está siendo dirigido por cuatro mujeres, siendo cuarta quintas partes de la directiva actual.

Pero una cosa es lo que dice en el discurso, sino lo que efectivamente sucede en las prácticas cotidianas de los miembros de una sociedad. Me pregunto entonces: ¿cómo es la relación práctica que tiene lugar entre la Revolución y las mujeres que tanto arguye defender?. ¿Qué calificativo merece las vejaciones, humillaciones, amenazas y atropellos a embarazadas, con discapacidad, abuelitas y demás mujeres que estuvieron horas y hasta días –con sol o con lluvia-, cruzando ríos, quebradas para ejercer su derecho constitucional de validar su huella y así solicitar el referéndum revocatorio consagrado en la Constitución?





Parece que la Revolución sólo cuida de las mujeres cuando son favorables a sus intereses políticos. Las mujeres de la revolución no son los millones de madres y mujeres que día a día luchan por sobrevivir dentro de un modelo de país deliberadamente diseñado para quebrar a la ciudadanía; las mujeres de la revolución son Lucena, Oblitas, Delcy, Jacqueline, Gladys, y un largo etc. que son cómplices y se hacen de la vista gorda ante los atropellos deliberados de la Constitución.

Es tiempo de hacer ver y mostrar a todas las mujeres venezolanas los atropellos políticos que se hacen a diario desde las instituciones del Estado en su nombre. Acciones que denigran a todos los ciudadanos coartando los derechos políticos que nos corresponden. Es tiempo de alzar una voz fuerte y contundente que muestre la verdad que se escuda en la frase maniquea de que “la revolución tiene cara de mujer”.