Alexei Guerra Sotillo: De lo interminable a lo fugaz

Alexei Guerra Sotillo: De lo interminable a lo fugaz

thumbanailalexeiguerraDos estados de la materia configuran el actual instante venezolano. Dos estados, de la química de la angustia y la física del cansancio, gravitan sobre estas horas que se nos deslizan entre la impaciencia y la resistencia a los venezolanos.

El primero tiene que ver con esa sensación de pesado fardo, de insoportable carga que supone esta tragedia en forma de gobierno que intenta presidir, infructuosamente, Nicolás Maduro. El deseo de cambio, de superación del esta lamentable combinación de empobrecimiento, escasez, ausencia de Estado de Derecho, malandraje e inseguridad desatada, caos extendido, compacta a la gran mayoría de venezolanos que apenas años atrás se visualizaban en los extremos de una polarización marcada. El verbo y la praxis de quienes se aferran hoy al poder en el país, de espaldas al drama humanitario de hambre, escasez de medicamentos e insumos médicos, deterioro acelerado de las condiciones de vida, se alinea a lo peor de los regímenes totalitarios y militares que la historia contemporánea sepultó en el cementerio del atraso y la infamia. Como las colas. Como las muertes. Como el atropello. Como la represión a la protesta y a la crítica. Como a la destrucción de la empresa privada. Interminables.

El bloqueo y todas las trabas y retrasos impuestos desde el gobierno y el propio CNE al proceso de activación del referendo revocatorio, constituye una amenaza a la estabilidad y a la gobernabilidad en los días por venir, así como el pomposo anuncio de factores del gobierno de cerrar, suspender, suprimir a la Asamblea Nacional, lo cual consagraría de facto el desconocimiento ya profundizado de ese poder público por parte del Ejecutivo.





El segundo, se vincula paradójicamente a la pérdida o ruptura de la convivencia y paz social como posibilidad, a los estallidos de malestar e inconformidad ocurridos en las últimas semanas, a los saqueos en los que se confunden lo delictual  y lo espontáneo, que revelan que la tranquilidad es algo efímero, como el poder cuando ha perdido ya cualquier atisbo de legitimidad. Fugaz, como la duración de la quincena en el bolsillo de un padre de familia o un ama de casa; fugaz como la permanencia de los precios en la lista del abasto, supermercado o quiosco, que cambia ya en términos de días u horas. Fugaz, como la vida misma, sometida a la ruleta del pran de turno o del medicamento faltante y ausente. Fugaz, como la celebración de los verdugos de la democracia y la libertad, o de los corruptos que se regocijan en la complicidad e impunidad reinante, confiados que la justicia nunca llegará.

Lo que parece interminable llegará a su fin, y lo que se revela fugaz, podría pasar también a un estadio más permanente. Aunque pretendan seguir tapando el sol con un dedo…amanecerá y veremos.

@alexeiguerra