Corintia, una joya sin pulir del Peloponeso

Corintia, una joya sin pulir del Peloponeso

EstiaPaestum


Grecia lo tiene todo como destino turístico. Historia y gastronomía; mar y montaña; clima mediterráneo y, por supuesto, a los griegos. Una región donde conocer todos los puntos fuertes del país es Corintia, que a pesar de estar a solo una hora de Atenas es uno de los secretos del Peloponeso. Ana Mora Segura/ EFE

Corintia abre sus puertas al mundo con la que probablemente es una de las obras de ingeniería más famosas, el canal de Corinto, construido a finales del siglo XIX, un tajo perfecto que parte la tierra en dos en el que se puede observar conteniendo el aliento cómo lo cruzan los barcos o incluso quedarse sin él haciendo puenting.





Lonely Planet, renombrada editorial de guías de viajes, ha publicado los diez destinos emergentes en Europa que visitar este 2016. El primero de ellos es el Peloponeso, donde se encuentran algunos de los destinos más populares de la Grecia continental, pero también joyas sin pulir como Corintia.

Adorada por los atenienses para sus escapadas de fin de semana, esta zona es apta para todo el año.

Aquí se puede esquiar y hacer senderismo, pero también visitar las ruinas arqueológicas de la antigua Corinto o bañarte en la playa de Xylokastro, con un bosque de pinos que llega hasta la orilla.

Xylokastro es la segunda ciudad más turística de la región. Típica ciudad de vacaciones de sol y playa, durante el año aquí viven unas 8.000 personas, pero en verano se llena de visitantes o griegos de la zona que tienen aquí su segunda residencia y elevan la población hasta los 15.000 a 20.000 habitantes.

A pesar de la cercanía con la capital, el turismo aquí no se ha masificado, es un rincón donde disfrutar del mar rodeado de montañas. Y aunque es evidente que no tiene el mismo encanto que las famosas playas de Santorini, es una alternativa para disfrutar de un baño en Grecia, en el mismo lugar que eligen los atenienses para huir de la capital.

El blanco que normalmente se asocia con Grecia aquí se sustituye por el azul y el verde. A 20 minutos en coche de Xylokastro se encuentran las montañas, en la parte baja llenas de naranjos, limoneros, higueras, olivos y viñas, muestra del buen vino y de las pasas de Corinto, estandarte de esta región.

Aunque aún se ve el Mediterráneo a lo lejos, conforme se asciende, los cultivos se transforman en bosques de abetos, regados por riachuelos y que esconden pueblecitos tradicionales y viejos monasterios. Como el dedicado a San Jorge, construido en 1610 en las montañas de Feneos y desde el que se observa el lago Daxos.

Este monasterio fue refugio para muchos durante la invasión otomana pero ahora solo está habitado por dos monjes, que producen glykó de rosas, una especie de mermelada muy dulce, que tradicionalmente se ofrece a las visitas como cortesía y de la que se degusta tan solo una cucharadita acompañada de un vaso de agua bien fría.

Hay opciones para recorrer estas montañas para todos los gustos, tanto andando por las rutas de senderismo que los vecinos están rehabilitando, como en excursiones organizadas en jeep o bicicleta eléctrica, durante las que fácilmente se puede uno encontrar pastores con sus rebaños, una capilla atrapada en el centro de un lago o una manada de caballos salvajes.

Tras tanta actividad es bueno saber que hay un gran almuerzo esperando al final del camino. Efectivamente en Corintia se pueden probar todos los platos típicos de Grecia pero es imperativo degustar las especialidades locales.

La agricultura y la ganadería dan de comer a la mayoría de los habitantes de Corintia, que cuidan las materias primas y se nota en sus platos, como en la ternera y cordero de la zona, carne preparada a la brasa en algunos restaurantes por los mismos que las crían en las montañas, o en el queso feta, producido en algunas pequeñas fábricas familiares como la que hay en Stimfalía.

En la misma Stimfalía se puede visitar el Museo del Medioambiente, especialmente recomendable para los niños por su carácter didáctico pero que disfrutará todo el mundo.

Desde su balcón se pueden observar las aves que pueblan los humedales, según la mitología griega donde Hercúles exterminó a los pájaros del lago Estínfalo, que a día de hoy son ejemplo en vivo de la biodiversidad de la zona.

Corintia es, sin duda, un destino a visitar si el objetivo es la inmersión en la auténtica Grecia, la que pervive entre las montañas, cuidando el pasado pero con la vista puesta en el horizonte, en el Mediterráneo y en el futuro. EFE