La psicología tradicional se dedica a estudiar los aspectos más negativos del ser humano que le llevan a la depresión, la ansiedad, el estrés y centrándose en las patologías de la mente con el objetivo de evitarlas.
La psicología positiva se concentra en la felicidad, la alegría, el humor, la sabiduría, la creatividad y demás aspectos positivos del ser humano, estudia a aquellas personas que por el contrario, se encuentran en equilibrio con ellas mismas, con la intención de descubrir cómo se pueden desarrollar esas cualidades en todas las personas. Así lo reseña toyfeliz.net
La psicología positiva establece que una mente sana implica mucho más que la ausencia de enfermedad y por ello se deben potenciar esas virtudes para conseguir el bienestar pleno y también prevenir patologías que se producen cuando se tiene una vida vacía o infeliz.
El estudio del bienestar y la felicidad fue, hasta finales del siglo XX, un lujo prohibitivo dentro del mundo científico. No sin cierta lógica, durante mucho tiempo se pensó que la ciencia psicológica debía centrarse en solucionar males como la depresión, las fobias, o los problemas sexuales.
Como un efecto secundario de esta hiper-focalización en el ser humano con problemas, se fue generando una concepción esencialmente patológica del mismo: Salvo contadas excepciones todas las personas parecían estar llenas de conflictos inconscientes, de déficit de habilidades, de tendencias perversas más o menos reprimidas… etc.
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