Diana Rodríguez: 7 años de clandestinidad, exilio y cárcel 

Diana Rodríguez: 7 años de clandestinidad, exilio y cárcel 

Este domingo 3 de abril Manuel Rosales cumple 7 años en la clandestinidad, exilio y cárcel, es un buen momento para recordar la peregrinación que lo llevó hasta la minúscula celda que hoy injustamente lo separa físicamente de su amado pueblo.

Es largo el recorrido que Manuel Rosales ha hecho para ser recordado por miles, su lucha política se remonta a su compromiso como dirigente estudiantil en el Zulia, empezó desde muy joven a interesarse por los problemas sociales, a involucrarse con su pueblo. Rosales comenzó a ser perseguido en el año 2004 por ser crítico al gobierno de Hugo Chávez, era un tiempo en el que no todos se atrevían, Venezuela era otra, el petróleo seguía siendo una fuente inagotable de riqueza y la demagogia contaba con innumerables adeptos. En esa época enfrentarse al Gobierno y a su poderío era más que una “osadía”.

La situación de Manuel Rosales en aquel momento era comparable a la de David contra Goliat, para nadie es un secreto que el Ejecutivo Nacional contaba hasta el 6 de diciembre de 2015 con todos los poderes públicos. Cualquiera que tuviera la valentía de enfrentarse al Gobierno imperante  corría el riesgo de ser desterrado y “borrado del mapa político”. Justamente eso le ocurrió a Rosales, y sin embargo, él en su afán de no abandonar la lucha desde lejanas tierras hizo hasta lo imposible por esclarecer su caso, para poder regresar a Venezuela. Me consta que desde el exilio se mantuvo siempre activo, y no paró de trabajar, coordinar y afinar estrategias con su partido, diversos sectores del país y la MUD.





Estar lejos de nuestros afectos nunca puede ser cosa sencilla, no es fácil alejarse de lo que uno más quiere por razones meramente políticas. Durante los últimos 17 años muy pocos han sido los que se han ido para regresar. Rosales desde que se marchó siempre aseguró que volvería a pisar su país, que volvería a ver a los suyos, que para él no son sólo a los que se encuentra unidos por lazos de sangre, sino todos aquellos por los que ha trabajado durante décadas fuera y dentro de su tierra.

Recientemente pude acercarme a Manuel solamente unos minutos y debo reconocer que mis predicciones fallaron, yo esperaba ver a un hombre cabizbajo y cansado, pero me encontré con alguien cuya  convicción continúa intacta, con el mismo maracucho de siempre que defiende con coraje sus razones. Les cuento que lucía notablemente animado, como si después de 7 años la cosa apenas empezara, eso es digno de admirar y lo hace merecedor del respeto de todos los que estamos en la lucha democrática.

Hoy, después de tanto tiempo observando la batalla que ha librado, puedo decir que la palabra rendirse no existe en su vocabulario ni en su psiquis, que su boleto de retorno nos cayó como a los soldados que en un campo de guerra esperan por refuerzos, y aunque suene exagerada la comparación, es la realidad. Venezuela está entre los países con mayor tasa de muertes violentas, alcanzando a aquellas naciones en conflictos bélicos como Siria, sólo ese hecho es digno de alarmarnos y hacernos ver qué tan mal estamos y cuánta ayuda necesitamos.

Pero al final creo que estos siete años de exilio forzado y encarcelamiento injustificado le han servido a Rosales más que al Gobierno, ha logrado curtirse, se ha hecho mucho más maduro políticamente hablando, y al igual que un gran Nelson Mandela o un Mathama Gandhi, ha entendido que el  rencor sólo le hace daño a la persona que lo ejerce. Él, contrario a lo que muchos de sus detractores piensan, trajo mucho amor acumulado por su pueblo e ideas que seguro serán imprescindibles y necesarias para la reconstrucción de nuestra patria. Si yo pudiera en este momento darle un mensaje a Manuel Rosales le diría: ¡Aquí estamos! Firmes te esperamos para que caminar juntos por el sendero de la paz, la reconciliación y la prosperidad que tanto anhela nuestra Venezuela.