Manuel Malaver: El Diosdado Cabello que se va y el Henry Ramos que viene

Manuel Malaver: El Diosdado Cabello que se va y el Henry Ramos que viene

thumbnailmanuelmalaverDos nombres, Diosdado Cabello y Henry Ramos, que simbolizan la lucha aun no resuelta -y que persiste desde que se constituyó la República-, entre el poder civil y el poder militar en Venezuela.

Y que el 6 de diciembre pasado volvió a retomar la vía de la sociedad civil, representada por 7.707. 424 votos que, en lugar de balas, se dispararon ahora para comenzar el desalojo de unos guerreros de la noche que, guiados por un mesías populista y salvacionista, casi nos hacen desaparecer como nación.

Triunfo del pueblo, de la paz, de la constitución y la ley esgrimidas, una vez, más para exorcizar una plaga que el propio Padre Libertador, Simón Bolívar, nos advirtió podía estar en nuestro ADN.





Y ha costado extirparla, aun cuando después de los tenebrosos dictadores, Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jíménez, se pensó no volverían a incurrir en sus desequilibrios y perversiones.

Pasaron 40 años de vida democrática y, como tal, fundada en los peligros que los derechos a la pluralidad, la tolerancia y la diversidad deja como prueba –más bien como vacuna- para que los países se demuestren que están entrenados para prosperar en libertad y democracia.

No la superamos y en 1999, hace 17 años, emergió un teniente coronel, Chávez, para revelarnos que aun incubábamos dictadores y, con el caldo de cultivo necesario, para convertirse en pandemia.

Felizmente, parece que no fue así y la batalla que perdió ayer el último militarista, Diosdado Cabello, frente al primer civilista de una nueva generación, Henry Ramos, nos trae la buena nueva de que, ¡por fin!, los estandartes de la ley, la constitución y el bienestar en libertad flamearán de manera recia y para siempre en Venezuela.

Lo están diciendo las calles, los vientos, las nubes, los mares, las selvas, los llanos y este pueblo venezolano que no ceja en proclamar y demostrar que nació para ser libre y demócrata.