Corto y Picante: “Antes de ir a la calle explique el salto de La Silsa a La Romana” Por @FariasJoseLuis

Corto y Picante: “Antes de ir a la calle explique el salto de La Silsa a La Romana” Por @FariasJoseLuis

 

thumbnailjoseluisfariasA ver, señor Nicolás, ¿cómo interpretar esas palabras suyas de estar “seguro espiritualmente, moralmente, políticamente y militarmente preparado para asumir la derrota y lanzarme a la calle”?

¿Será que usted vio las últimas encuestas? ¿Le dijeron por fin que ni pagándoles los damnificados de los refugios quieren asistir a sus actos de inauguración de cosas varias veces inauguradas? ¿Comprendió qué quiso decir Diosdado con eso de los sobrinos “mayores de edad”? ¿Descubrió la verdadera fibra moral de Elvis Amoroso al espetar que “uno no tiene la culpa de lo que hagan los sobrinos”? ¿Oyó a la señora León diciendo “pobrecito Nicolás, una que tanto lo quiere y que venga a pasarle esa cosa tan fea de esos muchachos”? ¿O fue que recién descubrió los malos pasos de los querubines de Cilia?





Supongo que su oficio de presidente, preocupado más de que no lo tumben que de ver cómo hace una familia para repartir su tiempo entre las colas y cuidarse de los choros, no le da tiempo para leer mis impertinentes preguntas. Y hace bien, no debe usted responder a tanta insidia mía, en su rostro y su reconocimiento de estar preparado para una derrota se aprecia un bajón de litio y se le agradece. Merece usted un certificado médico por encontrarse en tan perfectas condiciones para la pela que le espera.

Lo que si no le he oído, sr Nicolás, es si está preparado para rendirle cuentas al país una vez finalice, de-mo-crá-ti-ca-men-te, su mandato. El Eterno tuvo la suerte de poder irse con la “cabuya en la pata”, pero usted se ve vivito y coleando y entre muchas cosas deberá explicarnos a los venezolanos está de ¿cómo fue que los sobrinos saltaron de las calles del barrio “La Silsa” a las calles de “La Romana” en Quisqueya, yates, aviones y muchos dólares de por medio, sin la ayuda de su gobierno?

Por último, déjese de esa vaina de andar amenazando con que se va a lanzar a la calle. Usted no es capaz de soportar un “quieto” en cualquier calle del país, hace mucho que solo pisa las de La Habana, Moscú o Pekín y siempre rodeado de varios anillos de seguridad.