Judith Sukerman: La mentira más infame

Judith Sukerman: La mentira más infame

thumbnailjudithsukermanMaduro ha construido su gobierno sobre una base de engaños, ha creído siempre en que una mentira repetida cien veces se convierte en verdad y que encubriendo algunas verdades podrá mantenerse en el poder.

Ha pasado estos largos dos años y medio, responsabilizando a los demás de los graves problemas sociales, políticos y económicos del país, inventando una guerra económica para justificar la escasez, fingiendo planes de golpes de estado y especulando sobre supuestos magnicidios frustrados, para justificar sus ineficiencias.

Han sido también muchos los temas ocultos, sobre los cuales el país tiene dudas e incertidumbres, muchos los asuntos no aclarados que incluyen hechos tan diversos como su lugar de nacimiento, la cantidad de votos con los que ganó la elección, cifras oficiales de inflación, causas de accidentes de aeronaves de nuestra fuerza aérea y hasta la fecha real de la muerte del presidente Chávez.





Pero la mas infame de las mentiras del régimen ha sido, sin duda alguna, la utilizada para condenar a Leopoldo López y a los estudiantes por los únicos delitos de pensar diferente y querer un país distinto.

El fiscal Franklin Nieves, después de huir del país debido a las presiones a las que estaba siendo sometido por el Gobierno, ha declarado a través de un video difundido por este portal de noticias, lo que ya todo el país sabía, que el juicio de Leopoldo y los estudiantes, se basó en pruebas falsas y testimonios forjados. Es decir que no existen razones de hecho ni de derecho que justifique esa condena.

Las mentiras seguirán, puedo apostar a que en los próximos días, el gobierno a través de sus mas connotados voceros, repetirán mil veces que el fiscal Nieves miente, le pedirán a la población “que no se dejen confundir”, que “el imperio” ha metido su mano para evitar que la revolución siga avanzando. Pedirán confianza, lealtad al proceso y más paciencia para resolver los problemas del país, fingiendo el candor, la pureza y la inocencia de un niño bueno.

Bien decía el Barón de Holbrach, “hay hombres cuya conducta es una mentira continua”…