Juan José Moreno A: Fallas de origen en la incompetencia de Maduro

Juan José Moreno A: Fallas de origen en la incompetencia de Maduro

thumbnailjuanjosemorenoCuando nos referimos a competencias lo entendemos como las capacidades y destrezas que desarrolla una persona en el cumplimiento de las funciones que le corresponden, en el ejercicio de su responsabilidad. De allí nuestro criterio, generalmente compartido con calificados personajes de la vida pública del país que han expresado opinión, sobre la incompetencia del presidente Maduro para gobernar una nación como la nuestra.

Pensamos, en principio, que la responsabilidad no es solo suya sino que, haciendo uso de una expresión muy popular,  “la culpa no es del ciego sino de quien le da el garrote” también recae sobre Hugo Chávez; quien consideró que Maduro era lo mejorcito con lo que contaba su gobierno y su partido para sucederlo en el poder y “continuar su obra”, cuando es harto conocido que Chávez no llegó a conformar lo que pudiera haber sido un verdadero equipo de gobierno, sino una “barra”, integrada por incuestionables chavistas que estuvieran dispuestos a aplaudirlo con gran pasión durante las repetidas presentaciones públicas, transmitidas a todo el país a través de las muy tediosas cadenas de radio y televisión.

De allí parte todo esto que pudiéramos llamar una “falla de origen”; pues Chávez no contaba con lo que en cualquier país civilizado del mundo pudieran ser llamados ministros o secretarios de Estado; sino que en su egolatría, auto considerado un segundo Libertador y casi un Dios, solo se conformó con tener a su disposición una especie de mandaderos, que obedecían sin chistar todas sus órdenes. No esperaba Chávez de estos funcionarios, los consejos que pudieran provenir por ejemplo, de un verdadero canciller realmente formado para la función; ni de un experto petrolero que le previniera sobre la necesidad de realizar las inversiones requeridas para no pasar por el ridículo internacional de importar hoy petróleo ligero, para suavizar las mezclas de los crudos pesados predominantes en la producción nacional, así como elevar la producción para atender la creciente demanda mundial del producto; como tampoco de contar con ministros de la economía que pudieran entender y convencer al jefe sobre la necesidad de potenciar la producción de bienes y servicios (donde se incluye la generación de energía eléctrica), para satisfacer las demandas internas y dejar de depender de las importaciones.





Nada, solo su presencia en la interminable celebración de actos de carácter populistas donde se nos proyectó una Venezuela maravillosa que nunca veremos mientras se mantenga en el poder la misma gente, fue el requisito exigido para ocupar tan altos cargos en el gobierno que ninguno pudo desempeñar con éxito, porque objetivamente no disponían del tiempo requerido para enterarse de lo que pasaba dentro de cada Ministerio. ¿Alguien puede creer que, por ejemplo, Rafael Ramírez,  quien no se pelaba una presentación pública de los presidentes con los que “trabajó”, sabía lo que ocurría dentro del Ministerio de Energía y en Pdvsa?

Y fue ese precisamente el estilo de “gobernar” que heredó Maduro, un estilo de gobierno de pura pantalla, por lo que sumado a su escasa formación en materia de administración pública, es por lo que hoy entendemos que el Presidente no entienda o se niegue a entender lo que significa la palabra institucionalidad; y quizás por esta causa, y actuando con la prepotencia característica de los tradicionales dictadores, incurra en actos que ya repite con frecuencia como expulsar de los consejos de gobierno a alcaldes, gobernadores y secretarios de gobierno con quienes no simpatiza; que no respete la autonomía de los poderes del Estado; que desconozca la importancia de las exigencias de organismos internacionales que alertan sobre violación de derechos humanos en el país, y que desconozca el propio clamor de un país que, como el nuestro, reclame vivir en  un clima de seguridad, donde además se le garanticen sus derechos a la salud, a la alimentación y a todo aquellos que consagra la Constitución de la República y que son permanentemente vulnerados.

Por eso insistimos, se trata de una falla de origen, que solo lograremos reparar con la voluntad de todos los venezolanos, solo por la vía de la utilización los mecanismos institucionales a nuestra disposición, y que sí conocemos y sabemos respetar quienes nos encontramos de este lado de la política nacional.

@JJMorenoA