La meta del primer chino en el Tour: llegar a París de último

La meta del primer chino en el Tour: llegar a París de último

Giant-Shimano team rider Cheng Ji of China reacts as he cycles among the pack during the 234.5 km seventh stage of the Tour de France cycling race from Epernay to Nancy

El primer chino que corre el Tour de Francia, Cheng Ji, tiene un objetivo: llegar a París el último.

Para el ciclista del equipo Shimano, que afronta por tercera vez una gran carrera, tras haber acabado la Vuelta de 2012 y haber participado en el Giro de 2013, ser el farolillo rojo de la general no es un problema, es más bien una meta.





“Lo importante no es el puesto, es acabar, llegar a París y no ser desclasificado por el fuera de control”, afirma el ciclista, que se ha convertido sin quererlo en una de las atracciones de la competición.

Giant-Shimano team rider Cheng Ji of China leads the pack of riders during the 185.5-km 12th stage of the Tour de France cycling race

Los responsables del Shimano están sorprendidos por el interés que despierta el corredor, nacido hace 26 años en la localidad de Harbin, de unos 10 millones de habitantes en el noreste de China.

Junto a él ha venido un grupo de periodistas de su país que narran cada día sus peripecias. Aunque, por el momento, Ji se conforma con seguir siendo último, a media hora de su antecesor en la general, el italiano Davide Cimolai.

Aunque Ji tiene otras funciones en este Tour, en el seno de un equipo con ambiciones de sumar victorias con los “sprinters”, especialmente con el alemán Marcel Kittel, que sumó tres en los cuatro primeros días.

El chino no es un lanzador y no entra en la mecánica del Shimano, por lo que su función es acelerar el ritmo del pelotón para echar abajo las fugas que traten de impedir una llegada masiva.

Por ello, el asiático se ha ganado el sobrenombre de “asesino de escapadas”, una apelación que Ji aprecia porque “define muy bien el trabajo” que desarrolla.

Más allá de la anécdota, Ji puede ser la punta de lanza del ciclismo de carretera en un país que cuenta con millones de practicantes de la bicicleta y ningún corredor de alto nivel.

Falta que los particulares que hasta ahora veían la bici como un medio de transporte empiecen a sentirla como una práctica deportiva, lo que implica acompañarla de un material adecuado, de entrenamientos consecuentes y de toda la infraestructura que precisa esta disciplina.

Para los organizadores, la presencia de Ji abre una ventana inmensa al mayor mercado audiovisual del mundo, a condición de que la suya no sea una presencia meteórica y se confirme con otros compatriotas en el futuro.

“El hecho de que Chen sea el primer chino que participa en el Tour es algo enorme en su país. Estamos deseando ver el efecto que esta participación tiene en la globalización de este deporte”, afirma el director del Shimano, Rudi Kemma.

Por el momento, la presencia de Ji ha creado una burbuja mediática. En las salidas, el autobús del Shimano cuenta siempre con un buen grupo de periodistas. No tanto para entrevistar al potente Kittel como para conocer las impresiones del primer ciclista del país más poblado del mundo que disputa la prueba.

En un inglés imperfecto, Ji responde amablemente a las pesquisas, asegura tener muy poco conocimiento de la historia del ciclismo, un deporte que comenzó a practicar muy tarde, cuando sus entrenadores le desaconsejaron continuar con el atletismo.

Su traslado en 2008 a Holanda, un país del que no conocía ni el idioma ni la cultura, fue traumático. “Los primeros meses fueron muy difíciles. Tardé en habituarme. Pasé de comer arroz tres veces al día a comer pan tres veces al día”, recuerda.

En el Shimano recuerdan que tuvo que aprenderlo todo, desde cargar bidones de agua para aprovisionar a sus compañeros hasta a gestionar un entrenamiento en altitud. EFE