Nueve heridos dejó ataque de la GNB en cuatro urbanismos de Maracaibo

Nueve heridos dejó ataque de la GNB en cuatro urbanismos de Maracaibo

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Las detonaciones interrumpieron el sueño de la familia Yari Croes. Eran las 4.00 de la mañana cuando Génesis Yari, de 24 años, corrió a la sala de su apartamento junto con su mamá y su hermana para verificar lo que ocurría en la calle. Un contingente de al menos 100 guardias nacionales disparaba hacia las ventanas. De pronto, la joven psicóloga cayó al suelo; a pesar de los 12 pisos de altura que la separaban de los uniformados, una bomba lacrimógena la impactó en el rostro, publica La Verdad.

Con la cara ensangrentada y a punto de desmayarse, Génesis fue socorrida por sus familiares, quienes, a pesar de la dificultad para respirar y el ardor en los ojos debido al gas pimienta, lograron llegar hasta una de las habitaciones y refugiarse. Dalia Croes, progenitora de la joven herida, calificó el hecho como “un ataque infernal”.





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“Los soldados salían por todas partes armados. Disparaban sin piedad. Era como si vinieran contra un enemigo poderoso y solo éramos familias en nuestras casas viendo con asombro cómo arremetían contra las residencias de la zona”.

Para la educadora de 52 años el blanco para los efectivos castrenses era claro: “Disparar a las ventanas con pancartas y mensajes alusivos a las protestas”. Y es que en al menos dos edificios más, ubicados en la avenida 5 de Julio con El Milagro, se observaban las marcas de quemaduras por el impacto de perdigones y lacrimógenas.

Génesis Yari fue socorrida por médicos vecinos. Su progenitora miraba el boquete en el vidrio de su ventana como reviviendo el momento en que su hija fue herida, al tiempo que aseguraba no tener miedo: “No abandonaré esta lucha, sigo en la resistencia. No les voy a entregar mi país”.

 

Lluvia de perdigones y lacrimógenas

Los efectivos militares también lanzaron su arsenal antimotín hacia los vecinos de las residencias Martin, cuyos vecinos lograron recolectar más de 300 cartuchos de tres tipos de gas pimienta. Aunque los funcionarios no lograron ingresar al conjunto habitacional, la puntería fue certera. Hubo apartamentos en los que entraron hasta cuatro bombas lacrimógenas.

“Cuando vi que disparaban a los apartamentos me dio chance de encerrar a mis suegros de 77 y 84 años de edad en uno de los cuartos. Pero jamás me imaginé que iban a disparar cuatro lacrimógenas a mi casa. Nos estábamos ahogando”, relató Gustavo Villalobos, quien reside en el piso 11 del módulo cuatro.

No se registraron heridos, solo los afectados por los gases. Esta suerte no la corrieron los vecinos de las residencias El Cují, ubicada en la avenida Guajira, donde casi simultáneamente dos tanques de la Guardia Nacional y un camión antimotín rodearon la zona, al tiempo que los uniformados ingresaron al interior del conjunto de edificios trepándose por los techos.

Gio de la Rosa, estudiante de Comunicación Social y vecino de El Cují, señaló que durante “la arremetida militar” los habitantes afectados se refugiaron en uno de los edificios, el cual minutos después se convirtió en el “objetivo” de los efectivos castrenses.

“Una vez que entraron, lanzaron perdigones y gas pimienta hacia los vidrios de las ventanas; las rompían y bombardeaban. Acá tenemos ocho heridos, seis de ellos con lesiones por perdigones. Esto es demasiada cobardía contra un pueblo que solo se arma de valor para luchar por nuestro país”.

 

 

Tensa calma

Tras las actuaciones castrenses en algunos conjuntos residenciales de Maracaibo, zonas como Palaima, El Pinar, Santa Fe 3, Valle Claro, San Jacinto, las Torres del Saladillo y Lago Azul continúan con su “resistencia civil”. Una tensa calma se percibe en estos sectores, algunos de los cuales lucieron acordonados por la fuerza pública este sábado.

 

550 cartuchos de bombas lacrimógenas y perdigones recolectaron los vecinos de las residencias Martin y El Cují