Richard Casanova: Los radicales

Richard Casanova: Los radicales

La solidaridad con Leopoldo López no puede estar en duda y es justo reconocer su determinación y vocación democrática. El dilema hoy no es entre los que están con Capriles o con Leopoldo, el problema del país es mucho más grave o más bien, el problema es que nos estamos quedando sin país. Descalificar a Leopoldo puede ser tan estúpido como agredir a Capriles, lo que hoy necesitamos es que Capriles, Leopoldo y muchos otros puedan transitar juntos un camino y consolidar una alternativa de cambio. Hay que asumir la pluralidad democrática y el respeto por la diversidad de opiniones como un elemento esencial de nuestra cultura política. ¿Cómo criticar la intolerancia del régimen cubano-militar, si en el campo opositor tenemos un radicalismo de tono similar? ?Ya no sólo el gobierno lo acusará de oligarca, traidor a la patria y fascista por pensar distinto, ahora hay una oposición radical –minoritaria, por fortuna-dispuesta a insultarle por las mismas razones, capaz de insinuar su valentía si actúa como ellos sugieren o su cobardía si no lo hace con la insensatez deseada.

No solo el oficialismo nos pretende dividir entre patriotas y traidores, revolucionarios y oligarcas… Ahora en el campo democrático surgen sectores radicales que también nos quieren dividir entre opositores duros y colaboracionistas o conciliadores; entre héroes patriotas e indiferentes; entre ciudadanos comprometidos y politiqueros, donde la peor parte la llevan quienes tienen reservas sobre una ruta que puede terminar en una salida “del” gobierno o en una salida “para” el gobierno, dependiendo del azar o de algo que no sabemos. O peor, en un cambio que afiance al militarismo. Pero ahora resulta que la duda ofende y aspirar a un franco debate para definir una ruta unitaria es inaceptable para los que creen tener la razón. La verdad es que no sabremos quien está del “lado correcto de la historia” hasta que ella se escriba.

En fin, descalificar a la MUD o a cualquier dirigente opositor le hace claramente el juego al gobierno, cuyo objetivo primordial es fracturar el espíritu unitario de las fuerzas democráticas. El gobierno utiliza el discurso de los extremistas para lograr sus objetivos: Utiliza a los radicales del gobierno para amedrentar a la sociedad y a los radicales opositores para estimular la violencia, dividirnos y responsabilizar a la propia oposición de la situación. Rápidamente olvidamos que un militar como Hugo Chávez llegó al poder montado en la ola de la anti-política y del desprecio al liderazgo partidista, la misma ola que encumbró a Carmona Estanga y que nos condujo a innumerables errores en el pasado reciente. Es tiempo de entender la política como ejercicio de ciudadanía y superar el falso dilema entre políticos y sociedad civil. ?Es hora de alejarnos de los extremos, distanciarnos de la violencia, construir consensos, consolidar la unidad y extender la protesta con profundo contenido social. Solo un esfuerzo en esa línea hará posible el cambio.





Twitter: @richcasanova

(*) Vicepresidente ANR del Colegio de Ingenieros de Venezuela. #YoSoyProgresista