¿La mujer busca amor y el hombre sexo?

¿La mujer busca amor y el hombre sexo?

Un estudio publicado recientemente en la revista “Archives of sexual behavior” revela que entre hombres y  el factor “flechazo” no sigue las mismas reglas. El estudio consistió en exponer cara a cara a un número significativo de personas que no se conocían y evaluar posteriormente los resultados teniendo en cuenta los factores que fomentaban la atracción.

Las conclusiones destacaron que las damas valoraban los rasgos de familiaridad, que provocan en ellas sentimientos de agrado y apego. Esto contrasta con los hombres, quienes puntuaron alto para los rostros y expresiones nuevas, para nada asociadas a ninguna experiencia anterior conocida, ya sea familiar o de pareja.

¿Ellas sentimentales y ellos sexuales?





La investigación se focaliza en el encuentro breve entre varones y mujeres y no revisa los diferentes factores que intervienen en las primeras conexiones amorosas entre las personas. Sin embargo, los datos son importantes para entender por qué las mujeres tendrían más afinidad con hombres que les provocan la sensación de agrado, familiaridad y apego.

Desde siempre ellas se dicen más afectivas y ellos más sexuales. No creo firmemente en esta premisa que los determinantes culturales pretenden convertir en una verdad inamovible. Los cambios en los patrones de género en las mujeres y en estas últimas décadas para los hombres indican que aquello que parecía una estructura rígida, imposible de cambiar, hoy en día se está modificando.

De acuerdo al estudio en cuestión podemos interpretar que los mensajes iniciales de una posible alianza responden más a factores antropológicos que culturales. Esta cuestión sería superada por la cultura y las aspiraciones individuales en etapas ulteriores de la relación, cuando cada uno de los miembros de la pareja expone sus necesidades, da lugar a los deseos y se disponen a construir, en el mejor de los casos, una relación basada en la equidad, escucha, respeto y acuerdo mutuo.

Si revisamos los condicionantes que nos deparan la biología y la antropología, las conclusiones del estudio ponen de relieve la intervención de estas causas. No obstante, si las mujeres se conectan mejor con rostros y expresiones que les generan agrado, la conformación de un vínculo amoroso es de su patrimonio. Y si además tenemos en cuenta que los hombres dan prioridad a la novedad, lo cual podría reflejar una adaptación para promover la adquisición de más parejas sexuales, en ellas recaería el trabajo de sostener la relación hasta que los hombres se entreguen al amor.

Ellas quieren certezas

En el contexto actual son ellas quienes piden más atención cuando están interesadas en un hombre. Ellos parecen poner distancia o se preguntan si son necesarios tantos llamados durante el día o se sorprenden porque en poco tiempo de conocerse ellas quieren saber “qué somos”, es decir, ponerle un nombre a la relación.

Ellas quieren certezas cuando ellos recién comienzan a aceptar que detrás de la novedad puede existir el amor. Buscar cierta seguridad en la relación no es ansiedad ni dependencia del otro (aunque en algunos casos la necesidad de encontrar el amor se presente como un factor de estrés), es confirmar que las primeras impresiones de apego son ciertas y que es posible continuar.

Las mujeres sufren más las frustraciones amorosas por dos motivos sustanciales: la imposibilidad de proseguir la relación por distintas causas y, por sobre todas las cosas, la decepción por las ilusiones que generan las primeras impresiones que se tienen del otro.

En síntesis, y siguiendo la línea de conclusión del estudio, de ellas dependerá la elección del hombre, basada en los sentimientos iniciales de apego y familiaridad. Y en caso de concretar un vínculo duradero, lo que viene después para nada responderá a condiciones humanas primitivas: la responsabilidad será actual y compartida.

Entremujeres