Batalla ante la Corte Internacional de justicia sobre la caza de ballenas

Batalla ante la Corte Internacional de justicia sobre la caza de ballenas

Australia intenta desde el miércoles convencer a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), mayor órgano judicial de Naciones Unidas, que prohíba a Japón la caza de ballenas en la Antártida, una batalla crucial según los ecologistas para el futuro de estos cetáceos.

(foto archivo)

“Nos hemos opuesto constantemente a la violación del derecho internacional que comete Japón con la matanza de ballenas, pero Japón rehúsa poner fin a sus actividades”, declaró Bill Campbell, abogado de la oficina del fiscal australiano, al iniciarse la audiencia.

“Japón busca disimular la caza de ballenas con objetivo comercial bajo la excusa de la ciencia” añadió. “Simplemente, no se trata de ciencia”, afirmó Campbell.





Australia acudió a esta Corte en 2010, al considerar que Japón viola sus obligaciones internacionales al arponear cada año a centenares de ballenas en el Océano Austral en el marco de su programa de investigación científica Jarpa II.

La Comisión Ballenera internacional (CBI) prohíbe cualquier caza de tipo comercial en virtud de una moratoria de 1986. Australia considera que Japón elude la prohibición al autorizar la caza con fines científicos.

En efecto, la carne de los cetáceos acaba en los mercados de Japón, donde la caza ballenera es una tradición cultural ancestral. Solamente Noruega e Islandia prosiguen la caza comercial pese a la moratoria.

Australia empezó este miércoles a presentar sus argumentos en el Palacio de la Paz en La Haya, donde tiene su sede esta Corte. Los japoneses lo harán la próxima semana. No se espera un veredicto antes de varios meses.

Unos 6.800 rorcuales o pequeñas ballenas de Minke de la Antártida murieron entre 1987 y 2005 en el marco del programa Jarpa I, predecesor de Jarpa II. Otros 2.600 rorcuales murieron por la acción de balleneros entre 2005 y 2009.

Jarpa II autoriza la caza de pequeños rorcuales, de rorcuales comunes y de yubartas (ballenas jorobadas), aunque estas dos últimas especies estén consideradas en riesgo.

Tokio asegura que su programa, a menudo criticado por la comunidad internacional, es legítimo y científico, ya que su objetivo es demostrar que las poblaciones de ballenas pueden soportar una caza comercial sin estar amenazadas.

“La caza científica de ballena de Japón es llevada a cabo por razones científicas y de acuerdo con la ley internacional ” dijo a la prensa Koji Tsuruoka, el viceministro de Relaciones Exteriores.

“Japón está orgulloso de sus tradiciones de vida en armonía con la naturaleza y de utilización tradicional de los recursos, aunque asegurando su dirabilidad”, añadió al llegar al Palacio de la Paz.

Los militantes de la Asociación Sea Shepherd siguen de muy cerca estos debates. Ellos son los que acosan a los balleneros japoneses en la Antártida para impedirles cazar ballenas, lo que genera a veces fuertes enfrentamientos.

Dos navíos de la organización chocaron en febrero contra el barco ballenero japonés Nisshin Maru. Cada parte acusa a la otra de haber sido el agresor.

AFP