Elina de Afiuni a Maduro: Hay herencias que no se deben aceptar

Elina de Afiuni a Maduro: Hay herencias que no se deben aceptar

Su hija tiene tres años y cinco meses presa, y esta situación le arranca lágrimas porque le genera impotencia, incertidumbre. No pierde la fe y en esto es enfática. “Vamos a decir que estoy bien, aunque no sea así. Toda esta situación no tiene explicación”.

Sheyla G. Urdaneta/surdaneta@laverdad.com

Es Elina de Afiuni, madre de María Lourdes Afiuni, la jueza que está presa por orden del fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien en cadena nacional pidió 30 años de prisión para la magistrada que acató una resolución de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y otorgó una medida cautelar a Eligio Cedeño, ex banquero venezolano que engrosaba la lista de presos políticos en Venezuela.





Hoy en el país se celebra el Día de las Madres y Elina de Afiuni quiere un regalo que es intangible, pero por el que es capaz de dar la vida: la libertad de su hija. Y en esta parte de la entrevista se le quiebra la voz. “Ojalá pudiera ser eso: la libertad. Hoy hace la comunión mi nieta, que vive en Barquisimeto, y yo le pedí a Dios que me diera el regalo de poder ir con María Lourdes a la comunión de mi muchachita, pero no se dio. Quizás más adelante, los tiempos de Dios son perfectos”.

Para subir al apartamento de la jueza Afiuni hay que pasar los controles de 17 efectivos de los Guardia Nacional que custodian el edificio, las escaleras y la puerta de donde vive. “Todo es muy incómodo, tanto para los vecinos como para nosotros. La convivencia es muy difícil, pero mi esposo, que es el presidente del condominio, trata por todos los medios que se moleste a los vecinos lo menos que se pueda”. Y entonces comenta con lágrimas: “Este problema es nuestro. Los vecinos no tienen por qué soportar la falta de privacidad ni los abusos ni nada. Ha sido difícil, pero gracias a Dios tengo unos vecinos de oro.
Todo el proceso que se le ha seguido a su hija, con un juicio en ausencia, es “un abuso”, de acuerdo con Elina de Afiuni. Esta mujer, que tiene 70 años, confía en que “en algún momento a mi niña tendrán que darle su libertad”.

¿Qué más es capaz de hacer por su hija?

– Yo he pensado hasta en hacer una huelga de hambre. Yo lo haría y sería muy radical. Pero yo no confío en esta gente, no confío en el Gobierno. Después de que vimos cómo Franklin Brito prácticamente murió en manos de ellos y uno no sabe qué fue lo que pasó allí, y que con solo levantar un teléfono ese señor estuviera vivo. Yo no sé ya qué pensar. Orar y orar, eso es lo que nos ha mantenido con fuerza.

– ¿Qué diferencias considera hay entre el sistema judicial actual y el sistema judicial del que formaba parte su hija?

– Este es un sistema judicial que no existe. Aquí nadie hace nada sin esperar una llamada del Ejecutivo. Mi hija trabajaba con mucha mística. Era una persona que no soportaba tener a una persona detenida más de lo necesario. Se desvivía trabajando hasta tarde con tal de sacar todas sus cosas. Muy justa.

– A la jueza Afiuni la catalogaban como “la presa de Chávez”. ¿Ahora es la presa de quién?

– Yo quisiera que me lo dijeran. Quién es el que tiene la llave del candado. No sé si Nicolás Maduro heredó también los presos. Maduro debería pensarlo muy bien, porque esta situación fue una de las cosas que más perjudicó a Hugo Chávez en su gobierno. ¿Él también heredó la llave del candado de esta casa por cárcel que tiene mi hija? Hay herencias que no se deben aceptar.

– ¿Cómo describe la relación de usted con su hija? ¿Qué cosas han cambiado?

– Nosotros siempre hemos sido una familia muy unida. María Lourdes fue siempre dedicada a su hija, ella no hacía mucha vida social. Su vida social era con la familia. Ahora estamos mucho más unidos que nunca. Yo no me separo mucho tiempo de ella, aquí nos reunimos todos. Vienen mis hijos, este es el centro de acopio de la familia. Siempre tratamos de que no esté sola, de que esté acompañada. Gracias a Dios tiene mucho apoyo de la iglesia, la visitan muchos sacerdotes, monjitas. Mucha gente que la acompaña y ora por ella. No me puedo quejar.

– El día que pusieron presa a su hija, ¿qué fue lo primero que pensó?

– Yo pensé que esto era mentira, que esto no podía ser. Mi hija estaba dándole una cautelar a ese señor. Ella no hizo nada irregular, yo estaba muy enterada de todo el caso porque lo hablábamos mucho en las noches, y ella no hizo nada que estuviera fuera de lo legal. Yo me preguntaba por qué motivo la van a poner presa. No lo podía creer.

– ¿Y lo más duro de todos estos días?

– Lo más duro, la cárcel. Cuando a María Lourdes la llevaron al Inof y yo tuve que salir de la visita y dejarla allí. Eso siempre fue lo más duro: tener que irme de la visita y dejar a mi niña allí.