Yoani Sánchez empieza a lograr su cometido en Miami

Yoani Sánchez empieza a lograr su cometido en Miami

FOTO REUTERS/Henry Romero

 

Por JUAN O. TAMAYO / El Nuevo Herald. La pregunta que la bloguera cubana Yoani Sánchez recibió con mas frequencia el mes pasado durante sus presentaciones en Miami fue: “¿Cómo podemos ayudar?”

El cubanoamericano Felice Gorordo y su amigo, el francés Philippe Houdard, estaban entre los 250 asistentes en el Centro Adrienne Arsht de Artes Escénicas el pasado 3 de abril cuando Sánchez dio la misma respuesta de siempre.

Envíen materiales de información digital a Cuba, dijo. Computadoras portátiles. Memorias flashUSB. Teléfonos celulares. Tabletas como las iPads. CD y DVD. Cualquier cosa que ayude a los cubanos a mejorar sus comunicaciones entre ellos y, con suerte, con el mundo exterior.

Los dos amigos se pusieron de acuerdo inmediatamente para expandir los esfuerzos ya en marcha de Gorordo para enviar ese tipo de materiales a Cuba por medio de establecer un nuevo punto de recogida en Pipeline, un área de trabajo en Brickell Avenue propiedad de Houdard y usada principalmente por empresarios de la era digital.

Cuatro laptops y más de 20 teléfonos celulares y unidades flash habían sido entregados ya como donaciones individuales hasta el jueves, y Houdard dijo que él ha estado contactando a compañías en el sur de la Florida con la esperanza de conseguir donaciones a nivel industrial.

“Cuando vimos a Yoani en el Centro Arsht y la escuchamos pidiendo tecnología informática pensamos que mi espacio sería perfecto para esto”, dijo Houdard.

Los teléfonos celulares y las laptop serán revisados para asegurarse de que funcionan, y serán llevados a Cuba por viajeros de Estados Unidos, dijo Gorordo. Las memorias flash USB son lo más fácil de llevar debido a su pequeño tamaño, pero también son bienvenidos los DVD y los CD.

Aunque Sánchez y otros disidentes cubanos jóvenes están bastante adelantados en el uso de la tecnología de la información, otros permanecen muy atrasados.

Más información en El Nuevo Herald.

 

Exit mobile version