A Ricardo, nadie le da trabajo por ser transexual

A Ricardo, nadie le da trabajo por ser transexual

Todos los días ronda la misma idea en la cabeza de Ricardo. Si no encuentra un empleo pronto comenzará una nueva vida. Una en la que saldrá vestido de mujer y tendrá que ayudarse con trapos y cinturones para dibujar la figura de una fémina en él. Nunca antes lo ha hecho, pero está decidido. “Tendré que travestirme y salir a las calles a vender mi cuerpo, no tengo de otra”, comentó para relatar su historia. laverdad.com / Faviana Garcia

(foto La verdad.com)

Desesperado se muestra, eso siente. Tiene 24 años y no consigue trabajo que lo pueda mantener a él y a su padre. Ricardo Tafur, quien ahora lidera un movimiento homosexual en la región, sospecha que no es contratado por su orientación sexual. Le gustan los hombres y desde la adolescencia lo descubrió. Desde entonces se entregó al amor sin prestarle atención al tabú.

Desde su descubrimiento sexual tuvo que lidiar con la discriminación. La primera fue su madre, quien al enterarse de que a su hijo le gustaban los hombres decidió echarlo de su casa. Al verse negado por su progenitora recurrió a su padre, quien lo aceptó. El resto de su adolescencia y temprana adultez dependió de las ganancias de su papá, fotógrafo.





Necesidad

Pero pronto conoció el hambre. A los 19 años tuvo que salir a conseguir un sueldo propio. Por eso salió a tocar las puertas de diferentes empresas y dio resultado. Tenía un contrato como teleoperador, encargado de la atención al cliente en una entidad bancaria de la ciudad. Por esos días se enteró de las becas Jesús Enrique Lossada. Se censó y lo seleccionaron. Todo iba bien en la vida de Tafur, comenzó a estudiar Comunicación Social en la Universidad Rafael Belloso Chacín, pero el sueño de graduarse como comunicador se terminó en el octavo trimestre. El tiempo no le alcanzaba entre todas las labores que tenía que cumplir diariamente.

Al ver su sueño frustrado empezó a gestionar un certificado de productor nacional independiente. Una de las llaves que le abriría las puertas en la radio. Soñaba con tener su propio programa, y lo cumplió. En dos estaciones estuvo al aire su programa dedicado a la población gay, lesbiana, bisexual y transexual (LGBT) del Zulia. Se encargó de visitar a sus posibles clientes para poder mantener el espacio radial, sin embargo todo fue en vano. Nadie le devolvió las llamadas.

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